Un pueblo originario con ricas tradiciones asentado principalmente en Chile y Argentina “Gente de la tierra”, así se los podría denominar a los mapuches, en base a su definición etimológica. Están presentes fundamentalmente en la región sur de Chile y Argentina, siendo uno de los pueblos originarios más famosos de Sudamérica.
En los últimos años se han se han colado en la agenda noticiosa chilena a raíz de diversos acontecimientos un tanto desfavorables vinculados a la quema de iglesias, entre otras.
Asentados principalmente en la región chilena de La Araucanía, este pueblo desde siempre se mostró defensor de su identidad e incluso con ánimos de autonomía que llegan hasta nuestros días. Es que desde siempre sus principales reclamos estuvieron vinculados a sus tierras ancestrales.
Pero también se trata de pueblo lleno de tradiciones y costumbres que merece el respeto de todos, tal como recordó el Papa Francisco a los obispos chilenos que visitaron recientemente el Vaticano.
Con el correr de los años, la influencia del cristianismo ayudó para que muchas creencias, como sucedió con muchos pueblos originarios, fueran abandonadas poco a poco, pero se han mantenido otras tradiciones culturales, donde lo oral jugó un papel muy importante, como el respeto por la tierra, sus magníficos tejidos, por ejemplo.
Su sistema económico tradicional se basó desde un principio en la caza y la horticultura, para dar paso con el transcurso de los años a una economía agrícola y ganadera (Ver más datos históricos), para poder ser definido en estos días como un pueblo campesino.
En cuanto a la historia reciente, en 2016 avanzó la oficialización de un partido político en procura de la defensa de la autonomía, además del inicio de una mesa de diálogo tras los diversos ataques a iglesias de la zona tanto católicas como evangélicas.
En esta instancia la iglesia tuvo un rol protagónico. Por ejemplo, con Héctor Eduardo Vargas, obispo de Temuco (capital de la novena región de Araucanía, zona mapuche), “Las iglesias quemadas se encuentran ubicadas en las comunidades mapuches, tenemos que pensar que estas iglesias fueron construidas por ellos mismos”, expresaba en aquella oportunidad, al tiempo de entender que los ataques no solo afectaban a las iglesias, sino a la comunidad.
Por otro lado, en aquel momento también consideró que el “pueblo mapuche es profundamente religioso”. Los mapuches son animadores en sus comunidades, dirigen el catecismo, son misioneros laicos, tienen incluso seminaristas, recordaba en aquella instancia.
Desde aquel momento Vargas ya reconocía que la única solución posible era el diálogo y hasta hacía énfasis en que el modus operandi de estos grupos radicales “no tiene relación con la inmensa mayoría de las comunidades”.
“Los habitantes de la región, mapuches y no mapuches, no están de acuerdo ni comparten que la violencia sea el método para alcanzar justicia a sus legítimas demandas. Efectivamente, quienes llevan acciones de esta naturaleza son grupos que existen, que están muy bien organizados y que actúan en forma sistemática, pero no están relacionados con la inmensa mayoría de las comunidades. Eso no significa que las comunidades no estén conscientes de lo que se les adeuda, pero no creen que la violencia sea el medio”, señalaba.
Pero más acá en el tiempo, y esta vez en Argentina, recientemente una comunidad mapuche de la región de la Patagonia se enfrentó a la Gendarmería a raíz de un reclamo histórico por las tierras con el empresario italiano Luciano Benetton (tiene más de 800.000 hectáreas en la Patagonia), lugar por donde también pasa un ramal de la línea de tren La Trochita, principalmente con fines turísticos, recuerda El País de Madrid.
De esta manera, históricamente ha sido un pueblo discriminado, muchas veces amenazado y hasta sumergido en la pobreza. Este pueblo originario, rico en tradiciones y sueños de autonomía desperdigados tanto en Chile como en Argentina, también merece el respeto de la ciudadanía en pos de un mayor desarrollo e integración en la actual sociedad.