La fiesta más importante del año para los cristianos celebra la resurrección de Cristo
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La Pascua se celebra el domingo siguiente a la luna llena de primavera. El equinoccio de primavera es el 20 de marzo, así que la Pascua es como muy pronto el 22 de marzo y como muy tarde el 25 de abril. Este año 2017 la fecha correspondiente es el domingo 16 de abril. El lunes de Pascua, festivo, tendrá lugar evidentemente al día siguiente, el 17 de abril de 2017.
El origen de la Pascua
“¡Cristo ha resucitado!”. Es el cumplimiento de las promesas que Dios hizo a su pueblo. Además, la fiesta de la Pascua es la cumbre del calendario litúrgico cristiano. Este día de alegría se celebra con una misa solemne y el clero se viste de blanco o dorado, símbolo de dicha y de luz.
Aunque la Pascua judía (en hebreo: Pésaj) conmemora el día en que los hebreos se liberaron del yugo egipcio atravesando el mar Rojo, la fiesta cristiana de la Pascua conmemora la resurrección de Cristo y es, pues, la principal fiesta de los cristianos.
Las tradiciones de la Pascua
Tanto la Pascua judía como la cristiana se celebran en la misma época, al principio de la primavera, pero no el mismo día. Sin embargo, la Pascua judía ha influido enormemente en la celebración cristiana, en particular al heredar el símbolo del cordero.
De hecho, en Alsacia se confecciona un pastel con forma de cordero pascual: el “lamala” u “osterlämmele”, espolvoreado con azúcar glas, símbolo de pureza y de inocencia. Se supone que trae suerte a los que lo comen.
Pero el elemento más exitoso es sobre todo el huevo, símbolo de vida, de fecundidad y de renacimiento. Hace ya 5.000 años, los persas regalaban huevos con la llegada de la primavera. Desde el Renacimiento, se decoran los huevos para regalarlos. Algunos son auténticas joyas, como los que se fabricaban en la corte de Rusia en la época del joyero Fabergé. En cuanto a la popularidad de los huevos de chocolate, apenas tiene un siglo de antigüedad.
Y aunque en los países latinos se atribuye la distribución de huevos de Pascua a las campanas que viajaban hasta Roma para volver cargadas de huevos de chocolate el alegre Domingo de Pascua, en los países anglosajones prefieren a las liebres o los conejos blancos, emblemas de la renovación primaveral.