David Gréa ha sido descargado -a petición suya- de sus funciones
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
El domingo 19 de febrero de 2017 el cardenal Barbarin acordaba con el sacerdote David Gréa el cese de sus funciones. Este sacerdote había hecho partícipe a sus feligreses de la relación que “había comenzado a construir con una mujer” con la cual consideraba que Dios le había llamado a vivir.
Un cura dinámico
Es un golpe duro para los parroquianos y varios de entre ellos lloraron ese domingo 19; y es que el sacerdote era conocido por su dinamismo y por sus misas acompañadas de la música del grupo de electro pop de alabanza Glorious. La ciudad de Lyon pierde, por su parte, a un sacerdote de cuarenta años que había sabido insuflar un nuevo dinamismo a la parroquia de la iglesia de Sainte-Blandine de Lyon.
Entre sus campañas en Twitter, quedará para la memoria una foto del sacerdote, espada láser en mano, titulada con la mítica frase de Darth Vader en El imperio contraataca: “Yo soy tu padre”.
“Un acto de honradez”
El cardenal Barbarin, sin duda, ha lamentado que uno de sus sacerdotes abandone el sacerdocio, pero también ha valorado la integridad de su partida y le pidió que se tomara un tiempo de discernimiento que no ha cambiado su decisión. El pasado domingo 5 de marzo fue a celebrar la misa con los fieles que han perdido a su sacerdote. “Es importante tomarse tiempo para la oración y el encuentro tras este acontecimiento; lo vivimos como un sufrimiento, nos interroga sobre la alegría cristiana y nos llama a la esperanza”, dijo.
La mayoría de las personas que han reaccionado a la noticia en los medios alaban también la honradez de este sacerdote que no ha tratado de vivir su relación en la clandestinidad, aunque algunos comentaristas han sobredimensionado la situación aprovechando para cargar contra la posición de la Iglesia católica sobre el celibato.
La reacción de los “sacerdotes solteros”
Ante la noticia, el padre Grojean respondía: “No juzgamos al sacerdote saliente”. A lo que añadía implorante que los medios se ahorraran la cantinela de siempre: “Que si es culpa de la Iglesia, de sus normas y sus leyes”. Y precisaba: “Sería algo profundamente ofensivo para aquellos que permanecen [en el sacerdocio], para los que humildemente, pobremente, tal vez dolorosamente, pero a menudo felizmente, tratan de ser fieles a la promesa de su ordenación”.
Sacerdote de la misma diócesis de Lyon que el padre Gréa, el abad de Montjoye publicaba en Facebook una carta abierta que reflejaba el desasosiego y la amargura de esos numerosos sacerdotes ofendidos por la ruptura del compromiso solemne con el sacerdocio de su compañero: “Rezamos por él y por todos los preocupados por esta triste noticia (…). Yo continuaré rezando por todos los sacerdotes que han abandonado el ministerio, especialmente por los que no sienten contrición. El pecado nos aleja de Dios, la contrición nos devuelve a Él”.
Dios puede colmar un corazón
Por otro lado, el padre Amar afirmaba que “la gran tradición de la Iglesia latina, su gran tesoro, es el celibato. En el celibato puedo ver todos los días su significado y su fecundidad. Incluso un argumento pastoral”.
Aseguraba también que la cuestión no es juzgar a los sacerdotes que ponen en duda la elección del celibato, precisando que “cuando se percibe una regla como una coerción, no se aguanta mucho”. Esta regla demuestra un “compromiso total” de los sacerdotes y tiene un sentido profundo: “El sacerdote se entrega para dar fe de la alegría del don, a través de cada vocación, y para preparar [a sus fieles]. Si tuviera una mujer e hijos, estarían legítimamente en primer lugar en su corazón. Con su celibato, ¡la prioridad son ustedes!”.