Una zona sin controles adecuados y complaciente con los narcotraficantes
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En América Latina la conocida “Triple Frontera” ente Argentina, Brasil y Paraguay es un de las más famosas del continente en cuanto a diversas actividades y el tránsito de personas. Sin embargo, no es la única y también hay otras muchas veces no menos conflictivas.
Tal es el caso del triángulo que forman en una región amazónica Brasil, Colombia y Perú en un espacio dominante grandes extensiones de ríos y selva.
El hecho de que coincidan en este punto dos de los mayores productores de cocaína del mundo -como Colombia y Perú- junto a uno de los países más grandes y diversos del continente como Brasil, ya de por sí representa una clara invitación para el amplio desarrollo del narcotráfico, ente otras cosas.
Es aquí donde aparece la ciudad brasileña de Tabatinga, un lugar donde abunda la pobreza y que se ha transformado de alguna manera en receptora de la puja entre los grandes traficantes de droga de la región.
“Con los recursos que tenemos hoy en día en Tabatinga es imposible controlar la frontera“, expresa un agente de la Policía Federal de Brasil para un amplio reportaje difundido por BBC Mundo en el que se muestra la realidad de esta triple frontera.
Para muchos, este lugar es considerado como el “patio de la FDN”, o sea, el grupo criminal Familia del Norte, que cobró trascendencia luego de que decenas de hombres fueran decapitados y descuartizados en cárceles de la localidad brasileña de Manaos.
En ese sentido, muchos coinciden en que la lucha por el control de la ruta amazónica fue el origen de tales masacres.
El territorio de esta particular frontera es muy vasto, las distancias son grandes y las fuerzas del orden se ven limitados en cuanto al patrullaje y control, situación que genera el crecimiento de la propia ruta de la droga. Esto ha llevado a un reclamo de helicópteros para poder controlar en mejores condiciones y no quedar dependientes de las embarcaciones.
El propio informe indica que de parte del Ministerio de Justicia de Brasil no se ha dado una respuesta contundente a estas peticiones.
En otros pasajes se deja en claro el tema de la fragilidad de los controles no solamente en los ríos, sino también en tierra donde el pasaje de un lado al otro de personas con maletas y sin recibir controles es constante.
Muertes por ajustes de cuentas, motocicletas con varios pasajeros encima, forma parte del paisaje cotidiano del lugar, además de la ausencia de rayos X en el único aeropuerto de Tabatinga, constata BBC Mundo.
“Faltan ofertas de empleo en los municipios, no hay estructura sanitaria ni calles pavimentadas, en fin, condiciones para que esta gente tenga una vida normal”, expresa, por ejemplo, señala el coronel Julio César Belaguarda Nagy de Oliveira, comandante del 8º Batallón de Infantería de Selva, en Tabatinga, al tiempo de agregar que los jóvenes se acercan al negocio de la droga debido a la ausencia de educación y otras alternativas.
La situación descontrolada se reproduce tanto en la parte fronteriza con Colombia como con Perú.
De esta manera, esta triple frontera en América Latina, a veces olvidada, también se vuelve escenario de atención si en la región se quiere llevar a cabo un auténtico plan de combate contra las drogas y la delincuencia.