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El Salvador: tierra fecundada por la sangre de los mártires

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Jaime Septién - publicado el 18/03/17
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Lanzan la web: “Super Martyrio”

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En el año jubilar por el centenario del beato Óscar Arnulfo Romero y los 40 años del martirio del padre Rutilio Grande, el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar, ha presentado lo que la página web “SUPER MARTYRIO” calificó como “una oda conmovedora a los mártires salvadoreños”.

Se trata de la segunda carta pastoral que escribe el arzobispo de San Salvador, presentada el pasado 14 de marzo en la parroquia de El Paisanal, misma que ha intitulado “Ustedes también darán testimonio, porque han estado conmigo desde el principio”, una frase del Evangelio de San Juan (15, 27).

En la tumba del padre Rutilio

Ahí, al pie de las tumbas del padre jesuita Rutilio Grande y de sus compañeros Manuel Solórzano y Nelson Lemus, sepultados bajo el piso de la Iglesia San José en El Paisnal, el arzobispo Escobar, presentó un extraordinario compendio sobre la persecución de la Iglesia católica salvadoreña y los mártires del siglo pasado.

Las cuatro décadas del martirio del padre jesuita Rutilio Grande y la fe popular que posee su tumba en El Paisanal, llevaron al arzobispo José Luis Escobar –“por justicia, verdad y caridad”, a aceptar que la arquidiócesis primada de El Salvador atravesó el umbral del nuevo milenio “sin haber pronunciado una palabra de reconocimiento sobre todas y todos aquellos que fueron víctimas de persecución, tortura, represión; y en sus últimas consecuencias, de muerte martirial en el seguimiento a Cristo y vivencia encarnada del Evangelio en el país”.

El prelado salvadoreño atribuyó ese descuido a posibles “intentos de volver a un cierto tipo de eclesiología y espiritualidad contrarias a la renovación del Concilio Vaticano II” y agregó: “Lamento que no se haya realizado años antes, este acto de justicia y caridad para con nuestros mártires”.

Iluminaron con la fe el dolor

Más tarde, el arzobispo Escobar también pidió disculpas por dejar afuera a los laicos en esta carta dedicada a los mártires que murieron habiendo recibido algún orden sagrado, incluyendo el sacerdocio y la vida consagrada. “Confieso que, los pastores de nuestra Provincia eclesiástica, no hemos inquirido a profundidad sobre este tipo de mártires (…) Pido perdón por nuestra pasividad al respecto”.

En concreto, la Carta Pastoral recoge testimonios de 24 mártires particulares de la Iglesia salvadoreña, entre ellos 17 sacerdotes, cuatro religiosas, dos obispos y un seminarista. La lista de mártires que recopiló el arzobispo salvadoreño incluye nombres conocidos, como el del beato Romero o el padre Ellacurría y otros no tan conocidos pero, igualmente, martirizados por “odio a la fe”.

Y acotó el prelado salvadoreño: “fueron mártires, no porque comulgaran con una ideología, sino porque trataron de iluminar con la fe una realidad de dolor, de sufrimiento, de pobreza, de violencia, de injusticia, de opresión, de tortura, de marginación y de muerte”.

Además de los mártires salvadoreños la carta del arzobispo también rinde homenaje a los de países vecinos, incluyendo monseñor Gerardi y Stanley Rother en Guatemala.

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