Conoce las 12 condiciones para ser cura católico
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Sí, siempre y cuando reúna dos condiciones: sea soltero o viudo y que no tenga ninguna responsabilidad económica sobre los hijos; es decir que los hijos se puedan valer por sí mismos y/o no dependan en ningún sentido de él.
Ahora, cuando se habla de estar soltero se supone que el hombre no tenga ningún vínculo esponsal ni civil ni canónico con ninguna mujer pues una de las condiciones es que la persona sea célibe.
Si el hombre cumple con estas condiciones mínimas puede proponerse o postularse al obispo para, eventualmente, iniciar su proceso formativo después de consultar la opinión del rector del seminario y del conjunto de formadores.
En caso de ser aceptado es posible que al final sea llamado (reciba la vocación) al sacramento del orden sacerdotal ya sea en el grado del diaconado (permanente) o en el grado del presbiterado.
Dentro de la Iglesia católica hay sacerdotes activos con hijos, como es el caso de los sacerdotes anglicanos que se han incorporado a la Iglesia católica; e incluso varios –por no decir todos- son casados.
En consecuencia, la condición esponsal y paternal de estos sacerdotes no se ha considerado como un impedimento para ejercer el ministerio, eso sí, después de haber sido ordenados “de nuevo” en la Iglesia católica, pues los anglicanos perdieron la sucesión apostólica, por lo que los obispos y sacerdotes no fueron ordenados ni válida ni lícitamente.
Y este caso es algo muy excepcional pues dentro de la Iglesia católica un casado por la Iglesia o por lo civil, con o sin hijos, no podrá formarse para ser sacerdote (Canon 1.042). Al menos mientras esté vigente el matrimonio canónico (hasta que la muerte los separe o por dispensa en caso de matrimonio rato y no consumado (Canon 1.142)) no se le podrá servir a Dios como sacerdote.
Ahora, para servirle a Dios no existe sólo la vocación sacerdotal; se le puede servir también como esposos, como padres de familia ejerciendo el sacerdocio común de los fieles.
Un casado le puede servir a Dios y a su Iglesia de manera entregada y sin necesidad de buscar ser sacerdote, fraile, o monje; e incluso así podría hacerlo mejor. Y este servicio a Dios es tan válido, tan necesario y tan completo como cualquier otro pues no solo se prestará un buen servicio apostólico como un buen esposo y padre de familia sino también como un profesional o trabajador en cualquier índole.
Se recibirá la vocación al ministerio sacerdotal si previamente se cumplen, básicamente, las siguientes condiciones:
Según el Canon 1.024:
1.- Estar bautizado.
2.- Ser varón.
Según el canon 1.029:
3.- Tener una fe integra.
4.- Tener recta intención.
5.- Poseer la ciencia debida (estudios eclesiásticos).
6.- Gozar de buena fama y costumbres intachables.
7.- Tener virtudes probadas.
8.- Tener cualidades físicas y psíquicas congruentes.
Otras condiciones:
9.- Llevar una vida acorde a su misión.
10.- Ser capaz de vivir el celibato.
11.- Estar incardinado a una diócesis o instituto religioso de derecho pontificio o prelatura. En una diócesis, la incardinación se cumple con la ordenación diaconal y en un instituto religioso con los votos solemnes.
12.- Y sobre todo querer y poder entregarse al servicio de Dios y la Iglesia de tiempo completo.
Todos los anteriores requisitos responden a unas condiciones tanto de orden disciplinar como a exigencias inherentes al sacramento del orden como tal.