Un ex abogado calabrés, dueño de una famosa heladería en Roma, es quien prepara estos manjares
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Francesco Maria Ceravolo, 42 años, de Vibo Valentia, de profesión heladero (“la máquina de hacer helados trabaja y transforma la materia prima, el heladero trabaja sobre mezclas” afirma), tiene entre sus clientes a Jorge Mario Bergoglio, desde el 13 de marzo de 2013 papa Francisco (Il Giornale, 15 de marzo).
“Heredero” del abuelo
Ceravolo es heladero desde 2013, antes trabajaba como abogado y administrador de multinacionales. Luego dice que entendió que era el momento de “cambiar de vida y volver a los orígenes: mi abuelo hacía helados y yo decidí seguir sus pasos”, dice, subrayando que el objetivo era el de “hacer el mejor helado del mundo en una zona turística donde a menudo se mira la cantidad en lugar de la calidad”.
“El escudo y el mate”
Su laboratorio artesanal está en Borgo Pío, corazón de la capital de Roma, la heladería “Hedera”, hace incursiones entre los sagrados muros y más. Pasteles temáticos vinculados con ocasiones especiales. “Le regalamos uno al Papa cuando fue electo – explica Francesco – con el escudo pontificio Miserando atque eligendo (un escudo lleno de detalles minuciosos y complejos, ndr) que fue hecho a mano con el sac à poche y luego pusimos sobre el dulce un cojín gelificado de mate, la bebida de Sudamérica preferida del Papa. Sólo el cojín nos hizo trabajar durante un día entero”.
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El helado del Jubileo
Ese fue el inicio de una galería confitera particular, escribe Il Giornale.
Después siguieron el pastel de cumpleaños con las imágenes de las manos de los niños de Aleppo; el gusto de helado dedicado al Jubileo de la Misericordia (“antes de lanzarlo, lo registramos” recuerda el abogado-heladero); aquel con ocasión del onomástico con el san Jorge que mata al dragón.
Devoto de María
Del laboratorio de Borgo Pío no ha surgido ningún pastel con el tema de los cuatro años de pontificado del Papa procedente del confín del mundo. Pero algo es cierto: en caso de que estuviera programado un dulce ad hoc, Ceravolo lo habría mantenido en estricto secreto. “Soy un calabrés devoto, mi segundo nombre es María…”.
Ni chocolate ni licor
En una conversación con Il Mio Papa (marzo 2016), Ceravolo reveló que al Papa le gustan los dulces austeros y que no le gusta ni el chocolate ni el licor. Tanto que en el pastel que recibió por su 79 cumpleaños (17 de diciembre de 2016) llevaba crema al limoncello, que habían dejado evaporar, precisamente para quitar el alcohol.
Los tres pasteles
Ese día a Santa Marta llegaron tres pasteles: iguales de aspecto pero distintos en su composición. O, mejor dicho, en el equilibrio de los ingredientes: “Los dulces para el papa Francisco son armonizados según sus exigencias y contienen menos azúcares de lo normal. Es algo que, sin embargo, hacemos con todos los productos calibrados por quien los consume, tomando en cuenta las intolerancias al gluten, a la lactosa, y así sucesivamente”.
Laboratorios de solidaridad
Entre un helado y un pastel, el heladero de Su Santidad se dedica también a la solidaridad. Desde hace tiempo, entre muchas iniciativas, ha comenzado una colaboración con los municipios romanos para no desperdiciar los dulces que sobran y una colaboración con la casa Peter Pan para los niños enfermos de cáncer del hospital Bambino Gesù con quienes tiene laboratorios de helado.
Todo ello, en espera de realizar un nuevo proyecto: “Me gustaría, quizás una vez al mes, llevar helados a personas sin techo que usan las duchas del papa Francisco bajo la columnata. Tengo que hablar con la Limosnería Apostólica”.