Lo que yo, hijo único, aprendí de las vacaciones de la infancia de mi mujer
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Como hijo único, viajar siempre parecía un soplo de aire fresco para mi familia cuando yo estaba creciendo. Sólo había que preocuparse del equipaje de un niño, mantenerle ocupado en largos viajes por carretera, y (lo más importante), asegurarse de que llegara a su destino.
Cuando me casé con mi mujer — sexta de siete hermanos — comencé a comprender que viajar con más de un niño era jugar un partido totalmente diferente. Desde entonces he aprendido mucho sobre lo que hay y lo que no hay que hacer con una tribu grande — en gran parte de las memorables anécdotas de la familia de mi mujer, y cada vez más de mis propias experiencias conforme mi familia iba creciendo.
1. Prepara una maleta con tu ropa y encárgate tu de llevarla
Cuando sales corriendo de casa con un puñado de niños en el carro, rezando para poder llegar al aeropuerto antes de que el avión despegue, olvidar cosas parece parte del guión.
Cuando mi mujer tenía 8 años, la familia acababa de llegar corriendo al aeropuerto para un viaje a Australia, cuando mi cuñado (entonces apenas diez años) preguntó a su madre si alguien había traído su maleta. Cuando ella le dijo que no se preocupara y que nadie se la había quitado, él insistió en preguntar si alguien la trajo de casa cuando salieron corriendo al aeropuerto.
2. No dejes las llaves en el auto en marcha
Todos hemos tenido la terrible experiencia de encerrar nuestras llaves en el coche. Para la familia de mi esposa, el episodio de las llaves llegó a un nivel superior en un viaje familiar a Austin.
Después de no ser capaz de encontrar los billetes de avión (que finalmente se encontraron – en la basura) y con una tormenta de tamaño Texas cayendo con furia, como llegaban tarde al aeropuerto, corriendo tan rápido como podían. Mientras bajaban por la autopista en el coche de un tío, se equivocaron de salida y tuvieron que dar la vuelta, por fin llegaron a la salidas y bajó todo el mundo para comenzar la carrera loca hacia la puerta de embarque. En toda la locura, con el coche todavía en marcha y los limpiaparabrisas moviéndose a toda velocidad, las puertas se cerraron de golpe – y se cerraron con pestillo. No tenían otra opción que seguir y dejar el coche allí.
Una hora más tarde, cuando el avión despegó, mi suegro echó un vistazo por la ventana del avión y pudo ver el coche todavía sentado allí, en marcha, con el limpiaparabrisas funcionando aunque había dejado de llover. Pasaron horas hasta que el tío de mi esposa volviera a por su coche y se lo llevara del aeropuerto.
3. No olvides asegurarte de que tu hijo no cambie su ropa por el skateboard
No estoy seguro de si es porque son niños, pero siempre parecen dispuestos para un buen trueque. Mis hijos siempre están buscando para comer bocadillos, platos, y casi cualquier otra cosa, y siempre parece que el otro hermano les hace la mejor oferta. Negociar en vacaciones, sin embargo, lejos de casa, es un asunto totalmente diferente.
Durante un viaje internacional, mi cuñado se reunió con algunos niños locales de su edad que tenían envidia de los Vans y Levi’s que llevaba (era por los años 80, compréndelo), así que se ofreció a cambiar toda su ropa por un skateboard.
Él llevaba tiempo pidiendo a sus padres un skate sin tener nunca un “sí” a la vista, así que cuando se presentó esta oportunidad, ¿qué otra opción tenía? Afortunadamente, el alma caritativa que intercambió su skate no estaba interesado ni en los zapatos ni en los pantalones sin marca, con lo que mi cuñado todavía podía moverse.
4. No te sientas incómodo si alguien se ofrece a tomar en brazos al bebé en el avión
Embarcar en un avión con niños es siempre algo estresante. Estás entrando en un área cerrada llena de extraños, y te mortifica de que incluso la más leve mala conducta de tus hijos pueda incomodar a otro pasajero – en algunos de los cuales podrías tener que confiar si surge una emergencia.
Una vez que mi suegra entró en un avión con un bebé y un niño pequeño, el niño decidió que era un momento perfecto para vomitar – justo allí en el suelo en primera clase. Cuando vomitó, mi suegra no tuvo más remedio que entregar al bebé a un extraño sentado cerca del incidente con las sencillas instrucciones, “¡Téngalo un momento!” mientras intentaba limpiar el desorden maloliente.
Cuando tienes una familia grande, no tienes más remedio que confiar en la amabilidad de los extraños.
5. No olvides divertirte
Sí, viajar con una familia grande es estresante, extenuante y agotador, pero tienes que recordar que ¡por encima de todo, es divertido! Si bien hay situaciones difíciles que surgen cuando haces todo lo posible para llevar a tu familia de un destino a otro, es importante recordar que cuando mires atrás – al igual que la familia de mi esposa recuerda ahora estas historias – todo lo que recordarás es lo divertida que fue la aventura.
¡Así es, mundo! ¡Las familias grandes son divertidas! ¡Incluso cuando las llaves del coche de alquiler caen por el hueco del ascensor, para no volver a verlas jamás! (¡Sí, esto también sucedió!)