Antropólogos rastrean algunos cuentos clásicos hasta el Periodo Neolítico
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Un estudio reciente publicado en la revista Royal Society Open Science revela que los cuentos folclóricos occidentales, a menudo atribuidos a la obra de los hermanos Grimm, podrían tener en realidad hasta 6.000 años de antigüedad.
Utilizando un sistema de clasificación masivo con más de 2.000 cuentos distintos de diferentes culturas indoeuropeas —el Índice Aarne-Thompson-Uther, compilado en 2004—, los investigadores coinciden en que las culturas modernas indoeuropeas (que incluyen toda Europa y gran parte de Asia) derivaron del pueblo protoindoeuropeo que vivió en Europa Oriental durante el Periodo Neolítico (10.200 a.C. – 2.000 a.C.).
Los antropólogos que conducen el estudio solo incluyeron cuentos que contuvieran elementos mágicos y sobrenaturales, ya que entre ellos se incluirían todos los cuentos famosos que se conocen hoy día, tras lo cual les quedó una muestra de 275 historias para estudiar.
Un artículo de David Shultz en Science Magazine explica que seguir la pista de estos cuentos a través de la historia es un desafío extremadamente difícil. Hay pocos registros y muchos de nuestros cuentos populares más conocidos empezaron como historias orales que no se pusieron por escrito durante muchísimo tiempo. Un extracto del artículo:
Los investigadores usaron métodos estadísticos similares a los que emplean los biólogos para rastrear la ascendencia de las especies a través de las ramificaciones de la evolución basándose solo en secuencias actuales de ADN.
Así funciona: Los cuentos de hadas se transmiten a través del lenguaje y, como los orígenes y las ramificaciones del árbol del lenguaje indoeuropeo están bien definidos, los científicos podrían rastrear la historia de un cuento a lo largo del árbol y, por tanto, atrás en el tiempo. Si, por ejemplo, tanto las lenguas eslavas como las celtas tuvieron una versión de Jack y las habichuelas mágicas (como en efecto revelan los análisis), entonces lo más probable es que el cuento pueda rastrearse hasta un “primer ancestro común”. Ahí encontraríamos a los protoindoeuropeos occidentales de donde se escindieron ambos linajes hace al menos 6.800 años (ver imagen).
La estrategia de investigación reproduce el método por el cual un biólogo evolutivo podría concluir que dos especies surgieron de un ancestro común si los genes de ambas contienen una misma mutación que no se encuentra en otros animales modernos.
Lee más sobre por qué Shultz dice que en realidad es más complicado todavía.