El antiguo diplomático ruso Vladimir Fedorovski repasa el destino del zar de Rusia asesinado por los bolcheviques
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
El 15 de marzo de 1917, el zar Nicolás II abdica en favor de su hijo. Esta decisión desencadena el fin de la dinastía Romanov y del imperio ruso. La familia imperial es masacrada algunos meses más tarde en el bosque de Ekaterimburgo. Cien años más tarde, la figura del zar conoce una forma de restablecimiento, en particular en el seno de la Iglesia ortodoxa, que lo canonizó en 1981 junto a su familia.
Vladimir Fedorovski, antiguo diplomático ruso y autor de Dictionnaire amoureux de Saint-Pétersbourg [Diccionario enamorado de San Petersburgo] (Plon, 2016) y de Poutine, de A à Z [Putin de la A a la Z] (Stock, 2017), revisa el devenir de san Nicolás II Romanov.
¿Por qué fueron canonizados Nicolás II y su familia?
¡Fueron canonizados porque son mártires! Aquella noche los bolcheviques los masacraron a todos: al zar, a la zarina, a sus hijos, a su médico, a los sirvientes y ¡hasta a los perros y los gatos!
La canonización de Nicolás II y de su familia es simbólica: representan a todos los mártires de los bolcheviques, los 25 millones de muertos imputables a Lenin, Trotski y Stalin. La Iglesia ortodoxa rusa no ha canonizado al soberano, al zar, sino al creyente.
Algunos consideran que Nicolás II, por su debilidad, carga con la responsabilidad de la victoria del bolchevismo…
Ser zar no iba con Nicolás II, nunca quiso serlo, fue un error de casting. Pero para Rusia fue un error fatal, porque fue un autócrata. Él solo detentaba todos los poderes y no reaccionó de manera adecuada durante la Revolución de Febrero.
No fue el único responsable, pero su mayor error fue ser un hombre de palabra frente a Francia e Inglaterra. Por eso hizo entrar a Rusia en la Primera Guerra Mundial. Y eso fue el origen de todo.
Las tropas rusas encontraron derrota tras derrota, la economía no daba más de sí, las huelgas se multiplicaron, el abastecimiento era casi imposible…
A esto se le sumó el peso de los rumores. Surgieron muchas invenciones, sobre todo en torno a Rasputín, consejero de la zarina. Fue una gran manipulación, dirigida sobre todo por Lenin, para desacreditar al zar Nicolás II y su familia. Aunque sigue siendo cierto que el zar no estuvo a la altura, era débil e impopular.
¿Cuáles son las consecuencias de esta abdicación en Rusia 100 años más tarde?
Muchos rusos comparten la idea de que el zar Nicolás fue ciertamente una víctima, pero que no por ello era un dirigente menos falto de carácter.
Los rusos son totalmente alérgicos a los dirigentes débiles, como quizás fuera el emperador. Es algo que forma parte de la ideología rusa y Putin, precisamente, encarna bien la antítesis de este perfil.
Por cierto, los rusos hacen a menudo el paralelismo entre Mijaíl Gorbachov y el zar Nicolás II. Al igual que el zar, se negó a emplear la fuerza, a tomar decisiones, lo cual condujo a la implosión de la URSS.
“Nunca más como en 1917”, es toda una consigna en Rusia. Sin embargo, una parte de los rusos mantiene hoy día una imagen más indulgente del zar Nicolás II.