Es importante demostrar cariño y seguridad cuando tengan que ingerir sus alimentos La Organización Panamericana de la Salud (OPS) define al adulto mayor como las personas mayores de 65 años en adelante que se encuentran en una etapa donde se presentan deficiencias funcionales, como resultado de cambios biológicos, psicológicos y sociales, condicionados por aspectos genéticos, estilos de vida y factores ambientales.
Varios estudios demuestran que la mayoría de los adultos mayores consumen una alimentación deficiente, especialmente en energía, proteínas, calcio, zinc, vitamina A, vitamina C y fibra. Por esta razón se considera a los adultos mayores un grupo vulnerable (de alto riesgo nutricional), donde una adecuada alimentación podría contribuir a una mejor calidad de vida.
Además, en esta etapa aparecen con frecuencia problemas económicos, funcionales y psicosociales que influyen negativamente en el estado nutricional del adulto mayor, aun en países con mayor grado de desarrollo.
A pesar que sabemos que el adulto mayor necesita menos energía porque en esta etapa de la vida disminuye su metabolismo y su actividad física, sigue necesitando los mismos nutrientes que cuando era joven.
Principales cambios que ocurren en el organismo al llegar a la etapa de la vejez.
- Disminuyen paulatinamente los sentidos del gusto, olfato, vista, audición y tacto en menor o mayor grado. Por lo tanto, en algunos casos se puede alterar la percepción de sabores, pudiendo conducir a una disminución del apetito.
- Disminuye el flujo de saliva lo que origina sequedad en la boca. También hay pérdida de piezas dentales y uso de prótesis dentales por lo que puede disminuir la eficiencia de la masticación.
- Se puede producir una menor cantidad de lactasa, lo que origina intolerancia a la leche y los lácteos. En esos casos una opción es la leche deslactosada.
- Se enlentece y dificulta el proceso de digestión por la disminución del jugo gástrico y pancreático.
- Hay una evacuación de la materia fecal menos eficiente debido a que los movimientos del intestino son más lentos.
- Aparecen alteraciones físicas y mentales que disminuyen la capacidad para manipular utensilios y preparar sus alimentos.
- Aumenta el riesgo de osteoporosis y fracturas debido a los cambios en la composición corporal como la disminución de la estatura, de la masa corporal y la densidad ósea.
- Se produce una disminución en la elasticidad de venas y arterias provocando mayor riesgo de hipertensión arterial.
- Baja capacidad inmunitaria, resultando en más infecciones y provocando un aumento de sus necesidades nutricionales.
- A veces puede aparecer depresión por aislamiento o pérdida de seres queridos, lo que provoca inapetencia.
¿En qué debe consistir su alimentación?
Lo más importante es que sea equilibrada, es decir, que esté acorde a las necesidades de energía, proteínas, grasas, vitaminas y minerales de una persona adulta mayor.
Las proteínas, grasas y carbohidratos se deben consumir de forma equilibrada, ya que suelen producirse modificaciones en el funcionamiento digestivo. Esto lleva a que muchas veces el adulto elimine de su dieta ciertos grupos de alimentos (como carnes, pastas, panes) porque le resultan difíciles de digerir. Sin embargo, no es conveniente que se excluyan estos alimentos de la dieta sino, que se busquen alternativas para aumentar su digestibilidad.
Es importante que los alimentos sean ricos en vitaminas y minerales porque en esta etapa hay un descenso de vitaminas C y D, y minerales como el calcio. Es decir que, se debe reforzar el consumo de alimentos fuente como frutas, hortalizas y jugos naturales.
Por último, se deben hacer, al menos tres comidas en el día para lograr un balance de los nutrientes necesarios a lo largo del mismo.
Algunos consejos a la hora de alimentarse:
- Preparar comidas variadas y atractivas, combinar colores, olores, sabores utilizando hierbas aromáticas y evitando temperaturas extremas (ni muy fría ni muy caliente).
- No comer solo, es importante que la persona adulta mayor coma en lo posible acompañado de la familia o cuidador, para evitar inapetencias, olvidos de comer y controlar cómo come.
- Incluir carnes sin miedo, prepararlas con sabores suaves, cortadas en trocitos o molidas, con salsa o como parte de otros platos (pastas, arroces, picadillos, estofados, sopas). Si la persona presenta alguna dificultad para consumirlas, pueden licuarlas y agregarlas a otras preparaciones.
- Sin sal, pero con sabor, para realzar el sabor de las comidas utilizar condimentos naturales como ajo, cilantro, cebolla, apio, tomillo, orégano, albahaca, entre otros.
- Lo que más le guste, preparar con mayor frecuencia aquellas comidas preferidas.
- Hidratación: con la edad, la sensación de sed disminuye. El agua es esencial para el buen funcionamiento de los riñones, evita la deshidratación, mantiene la temperatura corporal normal y ayuda a la digestión. Debe tomar al menos 6 vasos de agua al día, aunque no tenga sed.
- Disminuir el consumo de té y café porque alteran el sueño y actúan como diuréticos, es decir contribuyen a la deshidratación, en especial cuando se toma poco líquido.
- Incentivar a la persona a realizar algún tipo de actividad física ligera (caminatas cortas, trabajar en el jardín).
- Limitar el consumo de alcohol. Si toma bebidas alcohólicas, su consumo no debe ser mayor de una copa de vino tinto al día. El alcohol modifica el efecto de los medicamentos, aumenta el riesgo de accidentes., y está contraindicado en caso de dislipemias y diabetes.
Es de gran relevancia la alimentación de nuestros adultos mayores, pero siempre recuerda que no hay que exigirles, sino buscar la manera de que ese momento sea especial para ellos.
Pero más importante aún, es disfrutar con ellos e integrarlos al seno familiar, demostrándoles cariño y seguridad, sobre todo a la hora de ingerir sus alimentos.