¿Tus hijos son quisquillosos y prefieren comer dulces a comida casera?
Seré la primera en admitir que de niña no comía de forma saludable, las únicas verduras que me gustaban eran las zanahorias y las patatas (sobre todo si las patatas eran fritas). Incluso llegaba a tener discusiones con mis padres en las que defendía que mis palomitas con mantequilla favoritas eran una alternativa culinaria sana: las palomitas son maíz, así que son verduras y eso es saludable, ¿no?
Si tienes problemas con cierta personita para lograr que se coma las judías o los guisantes, probablemente hayas llegado a un callejón sin salida con pocas opciones para la cena. Pero es posible que haya una forma de terminar con la guerra alimentaria de los hogares de tantas familias: hay estudios que están encontrando nuevas formas de infiltrar las verduras y las frutas en la dieta de los niños; con éxito y sin pataletas.
Un estudio reciente realizado en el comedor de un colegio se propuso comprobar varias teorías sobre cómo ayudar a que los niños coman de forma más saludable. Después de tres experimentos separados, descubrieron una solución sorprendentemente simple y efectiva: al servir las zanahorias y el brócoli en primer lugar en el comedor, lograban incrementar el número de niños que decidían incluir las verduras como parte de su menú.
“En el caso de las verduras, su mera presentación en un contexto de comida variada puede que consiga motivar poco su ingesta, ya que la gente opta por consumir los alimentos que son más de su agrado”, juzgaban los científicos antes de iniciar los experimentos. ¿Qué pasaría si las verduras se sirvieran como primera opción para saciar el hambre antes de que los niños tengan otras opciones que poner en su plato?
Los investigadores escribieron que “esta perspectiva se sirve de una norma que parecen seguir los individuos: comer la comida que se tiene delante. En cierto modo, este comportamiento parece bastante intuitivo, pero por otro lado no hay nada intuitivo en conseguir que un niño coma una verdura que apenas considera aceptable”. Así que quizás la respuesta para que los niños coman más sano podría ser una sencilla cuestión de cuándo les presentamos la comida saludable.
Pero hay más de un método para pelar una patata: descubrimos tres consejos más sobre cómo hacer que la comida saludable parezca más atractiva a las bocas de los peques en el comedor de tu casa.
1. Servir primero las verduras
Al igual que con los resultados del estudio del comedor escolar, Traci Mann, profesora de Psicología de la Universidad de Minnesota y autora del libro Secrets from the Eating Lab [Secretos del laboratorio de comida] coincide con que el momento en que servimos las verduras en primordial.
“Normalmente, las verduras perderán la competición frente a todas las otras comidas deliciosas del plato. Las verduras no pierden la batalla con todas las personas, pero sí con la mayoría”. Simplemente, suprime la competición sirviendo las verduras antes que cualquier otra cosa en la mesa, en vez de todo a la vez. Otra forma sencilla de incluir verduras en las dietas de los niños es darles verduras crudas como aperitivos antes de la hora de comer.
2. En casa, que todos los aperitivos sean saludables
No importa la edad que tengas, cuando tienes hambre, por lo general, comes lo primero que encuentras en el frigorífico o lo que sea más fácil de preparar. Eso puede significar preferir un helado antes que una naranja, ya que se tarda más en pelar y limpiar la fruta.
Al sustituir las opciones fáciles nada saludables con otras saludables y también fáciles, un niño con hambre (¡y un adulto también!) optará por el aperitivo que haya disponible, aunque sean tomates cherry. Al principio de la semana, corta algunas frutas y verduras y ponlas en el frigorífico en envases disponibles para comer como tentempié.
Si te preocupa que la fruta se estropee a medida que avance la semana, prueba con estos trucos para conservar la fruta troceada en el sitio web Super Healthy Kids, donde recomiendan sencillas soluciones como poner las rodajas de manzana en zumo de limón para evitar que se pongan marrones. También puedes preparar aperitivos de pasas y otros frutos secos, que no requieren de ninguna preparación.
3. No prepares dos comidas
Puede ser tentador preparar dos cenas cada noche, una para los adultos que saben lo importante que es comer sano y otra para los niños que sabes que se van a quejar en cuanto vean algo verde o con hojas. En vez de premiar el desagrado de los niños hacia las verduras, los expertos en nutrición dicen que, simplemente, te mantengas en tus trece. Prepara la misma comida para todos. Al fin y al cabo, la cocina de casa no tiene que ser un restaurante y los adultos no tienen que preparar comidas según el capricho de cada uno.
Sí, puede que escuches las consabidas quejas al principio, pero cuando los niños ven que comes sano y que lo disfrutas, mostrarán más interés en comer lo mismo. Y nunca es demasiado pronto para comer de forma saludable: hay estudios que señalan que los niños que comen entre siete y nueve porciones de fruta y verduras al día son un 25% menos propensos a tener acumulaciones de calcio en arterias y corazón, en comparación con los niños que solo comen de tres a cuatro porciones al día.
Además, una única cena para todos implica menos tiempo de preparación y menos compras para ti. Y tú te mereces también disfrutar de tus verduras.