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Ejercicios para superar a tu ex

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Luz Ivonne Ream - publicado el 13/05/17
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Una ruptura amorosa no se supera de la noche a la mañana

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Por supuesto que la gran mayoría de nosotros queremos que nuestra relación de pareja durara para siempre. Literal, hasta que la muerte nos separe. Comenzamos nuestra relación con muchísima ilusión y cuando menos nos damos cuenta ya estamos enamorados hasta el tuétano, como se dice coloquialmente.

Pasan los días y poco a poco el sentimiento va “in crescendo”, cual nota musical va aumentando gradualmente la intensidad del sonido, en este caso, del amor. Lo que más deseamos es una relación armoniosa, en paz y dónde compartamos nuestros gustos, ideas, aficiones, nuestro amor en general.

Desafortunadamente, con el paso del tiempo y por diversas razones muchas relaciones terminan su ciclo de vida, ya sea porque entraron los celos o sencillamente porque permitieron que el amor muriera. Lo dejaron de regar, de cultivar y lo que cosecharon fue la ruptura del vínculo.

Aún más desafortunado es cuando las parejas no saben -o no pueden- terminar la relación de una manera madura, sin pleitos ni dramas. Dejan que el ego, el orgullo y la soberbia se apoderen de ellos y hacen de estos sus armas de destrucción perfectas en medio de ese campo de batalla llamado separación.

Entran en una etapa de conflictos tan espantosa que ambos terminan lastimándose o queriéndose vengar. La ira les ciega y ninguno tiene la capacidad de hacer una tregua y reflexionar: ¡cómo permitimos que tanto amor se transformara en esto! ¡Cómo es que el que hasta ayer era el amor de mi vida hoy es mi enemigo! Verdaderas historias de terror… Yo me pregunto, ¿por qué será que la persona a la que más hemos amado en nuestra vida a nivel pareja es la misma persona por la que más hemos sufrido, a la que más hemos lastimado y nos ha lastimado?

Cuando terminamos con la relación hay un periodo de transición por el cual ambos pasaremos y que no siempre manejamos de la manera más sana. Un ejemplo de un comportamiento no tan sano es querernos refugiar en los brazos de un tercero para calmar un poco el dolor del desamor que nuestro ex nos dejó. No es verdad que un clavo saca a otro clavo. Esto es mentira y además es muy riesgoso. Se trata de buscar y encontrar herramientas sanas e idóneas -humanas, emocionales y espirituales- para poder enfrentar y superar toda esa mezcolanza de emociones y sentimientos -ira, rabia, culpa, tristeza, desesperación, nostalgia, etc.- que estamos experimentando.

Para comenzar debemos entender que una ruptura amorosa no se supera de la noche a la mañana y que es normal que haya días en que nos sintamos morir de amor. Aunque el terminar haya sido una decisión que convenía y consensuada el corazón siempre sentirá dolor. Pese a que conscientemente reconozcamos que lo más adecuado era no seguir juntos, no por eso la ruptura dejará de dolernos.

Te comparto estos ejercicios que te servirán para superar a tu ex.

Ejercicio triple A:

Aceptar. El primer paso para comenzar a superar a tu ex es aceptar lo que estás sintiendo y viviendo, en este caso dolor por la separación. Necesitas enfréntalo y no evadirlo. Solo así comenzarás un proceso de sanación profunda. Abraza cualquier manifestación de dolor como llanto, tristeza y evita errores tales como tomar narcóticos que te anestesien tu sufrimiento. También evita el querer correr a refugiarte en los brazos de alguien más para mitigar lo que sientes.

Aprendizaje. Escribe sobre qué fue lo que aprendiste de esta experiencia reflexionando qué harías diferente la próxima vez. Amorosamente, reconoce tu responsabilidad y áreas de oportunidad.

Apapacho. Chiquéate, cuídate, consiéntete. Así como te cuidas cuando caes en cama con alguna enfermedad física y requieres de cuidados especiales y de estar en reposo, así hay que cuidarte porque quien está lastimada es tu alma, está triste, lastimada y también necesita reposo. Es muy recomendable leer buenos libros, escuchar música que te levante el espíritu y no te lo deprima. Aléjate de canciones que te provoquen “cortarte las venas” y hundirte más en el dolor. Busca y encuentra ayuda terapéutica de ser necesario.

Este otro ejercicio son 3 cartas para separar los sentimientos y vivir cada uno a fondo. Son cartas que nunca le entregarás a tu ex, pero que te servirán de catarsis para enganchar con las emociones que aún traes en tu interior. Es muy importante que las escribas a mano porque necesitas conectar la cabeza con la mano y así soltar todo lo que salga de tu corazón. La idea con la primera y la segunda es procesar el enojo, el dolor y con la tercera archivar en tu memoria la aceptación con gratitud y sensatez.

Primera carta: la del enojo. Necesitas hacer contacto con las sobras o remanentes que tú puedas tener de ese enfado que te generó tu ex o la misma relación en la que tú invertiste tiempo, dinero y esfuerzo. Escribe todo lo que te produjo el que te hayan abandonado, dejado, maltratado, el que te haya sido infiel, etc. Describe a detalle todos los sentimientos que haya en ti como furia, indignación, miedo a la soledad… Anota absolutamente todo lo que quieras y lo que sientas, hasta malas palabras. Escribe toda la basura que quieras. Literal, vuelve esta primera carta en un “vómito emocional”. Dile hasta de lo que se va a morir: “Tú me hiciste &*@#!… y por eso te odio”. Saca todo lo que traigas en tu interior hasta no dejar nada dentro de ti. Luego, una vez que termines la carta y te vacíes de ese enojo, guárdala por unos días para que se asiente tu emoción y cuando te sientas listo, después de varios días escribes la segunda.

Segunda carta: la del dolor. Escribe esta carta poniéndote como la víctima, aferrado a ese amor y suplicándole que no te deje, que no se vaya. Ponte como mártir y tírate al drama. No importa que caigas en la ridiculez. Dile que sin él no vives, que sin ella tú vida no tiene sentido. Ruégale y arrástrate. Demándale que vuelva, llórale sin parar. Conecta con tu dolor y vacía tu alma de ese dolor remanente que puedas traer.  Luego, al igual que la carta anterior, una vez que la termines y te vacíes de ese dolor, guárdala por unos días para que se asiente tu emoción y cuando te sientas listo, después de varios días escribes la tercera.

Tercera carta: la de la sensata. Esta carta la harás en plural, de una manera madura, analítica y equilibrada. Anota tus responsabilidades y las de tu ex. Escribe algo así: “Ninguno de los 2 estábamos preparados para tener una relación sana. Entiendo y acepto que esta relación nos causó daño, pero al mismo tiempo fue una experiencia de muchísimo aprendizaje que nos hizo ser mejores personas. Yo te hice sufrir mucho y tú a mí. Yo tengo toda la intención de que los errores que cometí contigo no los repita con mi próxima pareja. Te dejo ir sin amargura, sin odio, reproches ni rencores. Con amor y gratitud hoy te digo adiós”. Es muy importante terminar con la palabra adiós para que tú cerebro entienda que ya es el final.

Como te digo, son cartas que jamás le entregarás a tu ex, pero que te servirán para sanar tu interior. En el momento oportuno, simplemente destrúyelas o quémalas como símbolo de que todo terminó. Y nuevamente repites “adiós”.

Luz Ivonne Ream

Coach Ontológico/Matrimonio/Divorcio Certificado.

Especialista Certificado en Recuperación de Duelos.

Orientador Matrimonial y Familiar.

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