La Virgen del Arco en el callejoncito de san MarcelloEs el santuario mariano más chico de Roma. Se encuentra a medio camino entre Plaza Venecia y la Fontana di Trevi, en un callejoncito angosto y poco conocido.
Ahí se venera una efigie milagrosa de la Virgen, con el título de Causa Nostrae Letitiae, pero conocida por el pueblo romano como la Virgen del Arco.
Eso se debe a su colocación original, bajo el arco que unía dos edificios del callejón que unía la vía de san Marcello con la Plaza della Pilotta. La imagen fue realizada en 1690 por el pintor de Bologna Domenico Maria Muratori, alumno de Carracci, bajo la comisión de Alessandra Mellini de los condes Muti Papazzurri Savorelli y fue expuesta para veneración pública en el callejón, adyacente al palacio de los condes.
La obra es una pintura al óleo en piedra de 58×55 centímetros, y con un peso de alrededor de 40 kilos.
El 9 de julio de 1796, y durante varios días, movió prodigiosamente los ojos, fenómeno que tuvo numerosos testigos incluso en los días siguientes.
El hecho se confirmó por un proceso canónico de la autoridad eclesiástica (lo mismo sucedió con otras 25 “virgencitas”) y el lugar se volvió una meta de peregrinación y devoción. En aquella época el Estado Pontificio estaba amenazado por la fuerzas francesas, y este evento se interpretó como un mal presagio, confirmado alrededor de dos años después cuando Roma fue efectivamente tomada por las tropas de Napoleón.
Con el pasar de los años, la callecita fue cerrada con rejas para proteger la imagen y los votivos hasta que a mitad del 800 la familia de los condes Muti Papazurri Savorelli encomendó la construcción de un templo al arquitecto romano Virginio Vespignani.
A pesar del poco espacio, Vespignani logró construir una verdadera y propia joya arquitectónica, que fue inaugurada el 8 de septiembre de 1850 y ampliada al año siguiente. El callejón se cerró y la nueva construcción desde entonces constituye el santuario mariano más chico de Roma. La imagen milagrosa – coronada en 1946 – es custodiada en el altar mayor, dentro de un nicho de madera dorado con oro cequí.
El santuario, declarado monumento nacional de arte, desde 1918 está encomendado al cuidado de la Primera Asociación Católica Promotora de buenas obras, tanto para su manutención como para su culto. La asociación es una de las primeras del laicado católico romano, constituida en 1970 y que hasta hoy opera en el ámbito cultural, educativo y caritativo. Entre sus presidentes se encuentra el abogado Filippo Pacelli, padre del futuro Pío XII. El santuario está abierto todos los días a las 18.30 para el rezo del Rosario; en los días festivos a las 19 se celebra la misa.