Una hermosa respuesta a la sed de paz, consuelo y belleza En su columna de Catholic Exchange, fray Ed Broom, un sacerdote Oblato de la Virgen María, da cuenta de diez razones para llevar a cabo una devoción o una acción cristiana. En esta ocasión, y tomando como referencia la insistencia de la Virgen de rezar el Rosario a los pastorcitos de Fátima, fray Ed nos comparte diez razones para rezar esta hermosa oración, en un mundo sediento de paz, de consuelo y de belleza.
1. ¡Nuestra Señora nos dijo que lo hiciéramos! Si una madre repite muchas veces a su hijo una orden es porque, en el fondo de su corazón, sabe muy bien que la orden que está dando es de gran importancia. A los videntes de Fátima se les apareció seis ocasiones, y las seis les pidió que rezaran el Rosario. Pero no nada más ellos, sino pidió que lo rezáramos todos por la salvación del mundo.
2. El Rosario es una oración bíblica. Muchos no católicos condenan la recitación del Santo Rosario. Sin embargo, pocos saben que el Rosario es una oración que, casi en su totalidad, tiene sus orígenes en los evangelios. Por ejemplo, la primera serie de Misterios, los Misterios Gozosos, provienen del Evangelio de Lucas, capítulos uno y dos. Así, meditando los misterios del Rosario, meditamos, también, sobre el amor de Dios.
3. Podemos aprender a conocer, amar e imitar a Cristo. San Ignacio de Loyola nos dice que existe un fruto cuando meditamos o contemplamos la vida de Cristo: el conocimiento y el amor a Él. Quien más ardientemente lo sigue, más cerca está de su Sagrado Corazón. De forma paralela, cuando nos habituamos a rezar el Rosario, nos acercamos a Jesús a través de las oraciones de intercesión de su primer discípulo: la Virgen María.
4. Es un resumen del Evangelio. Papas tan recientes como el beato Pablo VI o san Juan XXIII, han llamado al Rosario “un resumen del Evangelio”. Incluso antes que san Juan Pablo II introdujera los Misterios Luminosos. Así, tenemos la infancia de Jesús en los Gozosos, seguido de los Luminosos (que son un compendio de la vida pública del Señor); los Dolorosos hablan de la Pasión y Muerte y los Gloriosos de su Resurrección y de la Asunción de María.
5. El Rosario nos puede elevar a las alturas. Es una maravillosa oración que, si se reza bien y con perseverancia, nos puede conducir a las alturas de la santidad. La vocalización del Padre Nuestro y el Ave María la convierten en una meditación del misterio y de su aplicación en nuestra vida diaria. Es una oración contemplativa que nos hace penetrar los misterios de la vida de Jesús y de María. Y nos “asociamos” con ellos.
6. El Rosario puede llevar paz al mundo, al interior y al exterior. En un mundo como el nuestro necesitamos un programa de paz, expeliendo lo malo y entronizando lo bueno: a Jesús y a María como el rey y la reina del mundo, de nuestra provincia, Estado, ciudad, casa o familia. También de nuestra vida individual y de nuestro corazón. En Fátima la Virgen lo advirtió: rezar el Rosario es crear un mundo de paz.
7. Una oración para superar los vicios. El pecado nos puede convertir en esclavos. Jesús mismo dijo que el pecado era una esclavitud. Como lo demuestran muchas conversiones, el Rosario aleja de los vicios. Nuestra Señora nos pide pureza. Uno de los mensajes de Fátima es que muchos pierden la eternidad por la carne, por los pecados cometidos en contra de la pureza.
8. Oración por la unidad familiar. Una de las más dolorosas pérdidas de la actualidad es la ruptura de la familia, de la Iglesia doméstica. Si la familia va bien, la sociedad va bien, decía san Juan Pablo II. Él mismo pedía rezar el Rosario con dos intenciones: por la paz del mundo y por la unión de las familias. Y el padre Patrick Peyton lo expresó así: “La familia que reza junta permanece junta”.
9. El Rosario es una honda espiritual para derrotar al Diablo. La lucha, ahora, es como la de David contra Goliat. Con la diferencia de que hoy estamos rodeados de “goliats” por todos lados: relativismo moral, hedonismo, materialismo… Para ganar la batalla tenemos que poner como capitana a la Virgen María y llevar con orgullo su más potente arma: el Santo Rosario, así como David, confiando en Dios, triunfó contra Goliat… con una humilde honda.
10. Tesoros espirituales guardados en el cielo. Muchos santos lo han dicho: la Virgen María es “nuestra moneda” para hacernos millonarios en el cielo. Así las cosas, si quieres ser millonario en el cielo y salvar tu alma, a tus seres queridos y a muchas otras almas, comienza, ahora mismo a rezar, fervientemente, el Rosario. Jesús, por la intercesión de María te guardará un abundante tesoro en el cielo.