El presidente Duterte quiere resaltar el peligro para potenciar su posición internacional.
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La noticia de que unos terroristas islamistas incendiaron una catedral al sur de Filipinas, secuestraron al sacerdote y varios feligreses, sumado a la decapitación de un agente de policía, puede evocar recuerdos de la organización Estado Islámico cayendo sobre aldeas cristianas al norte de Irak hace tres años. Sin embargo, la mejor forma de lidiar con el problema puede que no sea imponer la ley marcial, según desea el presidente filipino Rodrigo Duterte.
Quizás, según afirma Tom Smith, experto en terrorismo especializado en el sudeste asiático, sería mejor permitir que los militares del país se tomaran su tiempo y erradicaran el problema de raíz.
Smith, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Portsmouth y establecido en la Academia de la Real Fuerza Aérea británica en Carnwell, conversó sobre la supuesta conexión de los terroristas con el grupo Estado Islámico a raíz de las noticias de esta semana de que miembros del grupo militante Maute ocuparon Marawi, una ciudad en la isla de Mindanao, y atacaron la catedral católica del lugar. El grupo secuestró a unas 15 personas que rezaban en la iglesia, incluyendo a un sacerdote, monjas y algunas personas laicas, y prendieron fuego a la iglesia. El grupo también incendió una prisión y dos escuelas.
El obispo Edwin De la Peña confirmó las noticias a la Agencia de noticias Fides el jueves.
El alcalde de Marawi pidió a los militares que no bombardearan la ciudad, donde viven unas 200.000 personas, en su mayoría musulmanas. Sin embargo, Duterte puso la isla de Mindanao bajo ley marcial.
“Los terroristas han irrumpido en la iglesia, llevándose a todos como rehenes a un lugar desconocido”, declaró De la Peña, que estaba de visita pastoral en una aldea a las afueras de Marawi cuando sucedió el ataque. “Han entrado también en la residencia del obispo y secuestrado al vicario general, el padre Teresito Soganub. Luego han prendido fuego a la catedral y al obispado. Todo está destruido”.
El obispo declaró que la Iglesia espera poder negociar la liberación de los rehenes. Añadió que en los últimos meses la iglesia había recibido amenazas.
Duterte interrumpió una visita a Moscú para regresar a Filipinas y afrontar la crisis.
Smith explicó que el grupo Maute recibe su nombre de dos hermanos que lo formaron después de escindirse del grupo separatista MILF, Frente Moro Islámico de Liberación, hace dos años. “Han participado en ataques atroces, raptos, tratando de seguir el manual del grupo Abu Sayyaf que ha estado activo durante más de una década, secuestrando a occidentales, secuestrando para pedir rescates”.
Los hermanos Maute han operado por lo general en pequeñas aldeas donde crean el caos durante un par de días y luego se marchan, según aclara Smith. Pero el que sean o no de verdad parte de Daesh es discutible.
“Junto con Abu Sayyaf y un par de grupos más, más o menos se han adscrito por sí mismos a Daesh”, afirmó Smith, “pero definitivamente no son” Daesh. “Estos tipos tienen raíces locales, son parte del conflicto local y están usando las banderas negras de Daesh para conseguir sus rescates de manera más efectiva”.
Smith aseguró que la bandera está disponible en Amazon.
El experto en Relaciones Internacionales explicó que nadie ha podido verificar si alguno de los miembros del grupo ha estado en Siria. “No hay coordinación ni control desde la central de Daesh, no hay transferencia de fondos ni impuestos ni formación”, continuó. “Supongo que lo más acertado que se puede decir es [que están] inspirados en Daesh”.
El Ejército filipino, que lleva tratando con grupos como este durante varios años, ha rechazado la aseveración de que hay un vínculo con Daesh o con Al Qaeda e insiste en que estos grupos constituyen un problema local, según señaló Smith.
Sin embargo, al grupo le viene bien hacer creer al mundo que son parte integral de Daesh, y el presidente Duterte también está comprando esta narrativa, explicó Smith.
“Está diciendo ‘Luchamos contra Daesh igual que vosotros’, como si tuvieran una especie de enemigo común”, dijo Smith. “Duterte está usándolo para declarar la ley marcial en Mindinao”.
Sin embargo, insiste el experto, ese es el camino fácil, en vez de lidiar con los problemas subyacentes. “Está persiguiendo al estandarte de Daesh y a los terroristas en vez del problema que tiene Mindinao: ¿por qué los musulmanes se sienten tan reprimidos, por qué perciben que no tienen ningún control ni participación en la política del país, por qué esta insurgencia entra ya en su quinta década? La bandera de Daesh es lo más fácil para Duterte y además le ayuda a conectar internacionalmente. Ha estado haciendo acuerdos internacionales con Vladimir Putin y el presidente Xi Jinping de China”, que asumen una actitud similar hacia sus propios separatistas musulmanes en Chechenia y la provincia de Xinjiang, respectivamente.
Smith considera que la situación en Marawi seguirá tensa durante unos cuantos días más, pero que el Gobierno “los terminará hostigando hasta que se marchen”.
“Mientras que [el ejército] tratará de seguir una estrategia a largo plazo, Duterte los presionará para solucionar el problema rápidamente para poder levantar la ley marcial dentro de los 60 días que ha pedido”, explicó Smith. “Probablemente la mejor manera de resolver esto sea hostigarlos para que se marchen y avanzar poco a poco en vez de entrar dando tiros”.