Tres virgencitas que encontramos en edificios nobles
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Aunque son símbolo de la piedad popular, las “Virgencitas” aparecen a menudo en los palacios de nobles y poderosos de la ciudad. No sólo del pasado.
Una edicola sacra (o nicho) se encuentra precisamente en la esquina del Palazzo Chigi, un palacio del siglo XVI hoy sede del gobierno italiano.
Esta edicola se remonta probablemente al siglo XIX y está sostenida por una repisa en forma de espiral con motivos de hojas de acanto. Un linterna más bien grande ilumina el medallón oval, de grueso marco dorado. Dentro está una joven “Virgen con el Niño” al estilo Luca della Robbia, es decir, realizada en barro blanco, sobre un fondo azul, un cielo con pequeñas nubes. La Virgen está representada sentada sobre un trono de nubes y dos cabezas de ángeles. El Niño está de pie y bendice.
Yendo desde el Palazzo Chigi hacia el Monte Citorio, habiendo pasado la Cámara de Diputados, se encuentran a pocos metros tres edícolas, que dan a via Uffici del Vicaio.
La primera – una edicola sacra del siglo XIX – se encuentra en la esquina con via della Missione, donde hay una entrada secundaria de la Cámara. Bajo un baldaquino de madera con flequillo está situado un medallón oval en estuco con un contromarco en madera, dentro del cual está colocada una tela del siglo XVIII que representa a la Virgen de la Piedad.
La segunda se encuentra en la esquina con una pequeña hendidura en la misma calle. La Virgen está representada envuelta y de medio busto, con la cabeza inclinada admirando a su hijo, que con una mano lo sostiene en su regazo. El oval está dentro de un rico marco en estuco y enriquecido por una pequeña lámpara que ilumina desde abajo.
La última “Virgencita” se encuentra en el cruce con via di Campo Marzio, protegida dentro de una bella edicola (nicho) del siglo XVIII en forma de cascarón. Se trata de una Virgen Inmaculada, realizada en estuco. Surge del fondo de una almendra azul rodeada de nubes, cabezas angelicales y querubines, uno de los cuales, desde lo alto sostiene los bordes plegados de un pesado manto puesto como fondo de la edicola y para su protección. Es precisamente este drapeado que forma un baldaquino original.