Sin recursos, resulta difícil la profesionalización
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Para nadie es un secreto que los medios de comunicación católicos –periódicos, revistas, estaciones de radio y televisión, revistas y cartas de noticias—apenas si sobreviven en países de América Latina. A contracorriente de la información y el entretenimiento de los medios seculares, los medios católicos generalmente orbitan en torno a las finanzas, de por si exiguas, de las diócesis, de la fundaciones o de las órdenes religiosas que los auspician.
Sin recursos, resulta difícil la profesionalización y, por lo tanto, el encuentro con públicos acostumbrados a la espectacularidad, al despliegue de tecnología y a la nota ligera, se torna cada vez más difícil. Por ello, resulta modélica la puesta en marcha el día de hoy, coincidiendo con el penúltimo domingo de Pascua y la celebración de la 51ª Jornada Mundial para las Comunicaciones Sociales, la primera colecta nacional para sostener a los medios de comunicación católicos de Panamá.
La colecta –que fue una decisión tomada por la Conferencia Episcopal Panameña (CEP) se está realizando en todas las parroquias del país centroamericano este domingo 28 de mayo, en el que también se celebra la Solemnidad de la Ascensión del Señor a los cielos, previo al domingo de Pentecostés.
Los obispos panameños exhortaron a los fieles católicos “a apoyar generosamente esta colecta que se realizará en todas las misas celebradas en las parroquias de las diócesis del país, a fin de ser corresponsables con los medios de comunicación católicos”. Según la convocatoria de los prelados panameños, los medios de comunicación católicos son importantísimos puesto que “permiten a la Iglesia católica formar, afirmar y promover una opinión pública en consonancia con el derecho natural y con las doctrinas y preceptos católicos”.
Y no solo eso, sino también son el vehículo más adecuado para divulgar y desarrollar adecuadamente los acontecimientos relacionados con la vida eclesial, “respetando los lenguajes y dinámicas de cada medio de comunicación y garantizando su profesionalismo”.
En la exposición de motivos de esta primera Colecta Nacional, la CEP recordó que en su mensaje para este año, el Papa Francisco destacaba la necesidad de “romper el círculo vicioso de la angustia y frenar la espiral del miedo, fruto de esa costumbre de centrarse en las «malas noticias» (guerras, terrorismo, escándalos y cualquier tipo de frustración en el acontecer humano).
Y a la vez, que el Pontífice advertía que no se trataba de favorecer una desinformación en la que se ignore el drama del sufrimiento, ni de caer en un optimismo ingenuo que no se deja afectar por el escándalo del mal, “sino por el contrario, que tratemos de superar ese sentimiento de disgusto y de resignación que con frecuencia se apodera de nosotros, arrojándonos en la apatía, generando miedos o dándonos la impresión de que no se puede frenar el mal”.
Justamente eso es lo que pueden hacer los medios católicos: eliminar la resignación de que no se puede vencer al mal y fundar una sociedad basada en la esperanza, la confianza mutua y el amor de Dios; en la Buena Nueva.