Películas y series de TV ha hecho de ellos una caricatura de su estilo de vida, pero pocos conocen realmente su vida y su fe
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Los Amish son un grupo etno-religioso protestante, que surgió dentro de la llamada “reforma radical” (Anabaptistas, Menonitas, Hutteritas, etc). Rompieron con sus raíces menonitas por cuestiones de disciplina y se mantienen en régimen congregacionalista puro, habitando exclusivamente en áreas rurales y viviendo totalmente apartados de la sociedad. Rechazan cualquier progreso que se aparte de su ideal de vida sencilla.
Por diversas películas y series de TV se ha hecho de ellos una caricatura de su estilo de vida, pero pocos conocen realmente su vida y su fe.
Las raíces: la Reforma Radical
Normalmente cuando pensamos en la Reforma Protestante la identificamos con el movimiento originado por Martín Lutero y continuado por J. Calvino y U. Zwinglio, de donde surgen las dos grandes tradiciones protestantes: la luterana y la reformada (calvinista). Pero en el mismo siglo XVI surgieron por toda Europa central, movimientos de reforma con grandes diferencias respecto de Luteranos y Reformados.
Los anabaptistas insistían en bautizar solo a quienes en forma adulta se arrepienten de su vida pasada y asumen una vida nueva de fe, aceptando la Sagrada Escritura como única regla de vida, en una total separación de la Iglesia y el Estado.
Los primeros aparecieron en Suiza (1523) y en el sur de Alemania. Vivían en comunidad de bienes, rechazando las leyes civiles y eclesiásticas. Su concepción de una “iglesia libre” le costó la vida a la mayoría de ellos. Algunos tenían un talante milenarista y revolucionario, pero otros fueron más pacíficos y moderados. Casi con los mismos acentos teológicos, espirituales y sociales, aparecen los Hutteritas en Moravia y los Menonitas en Holanda.
El movimiento Menonita, descendiente directo de los anabaptistas en los Países Bajos, es la tendencia más conservadora dentro de la llamada “reforma radical”. Conrad Grebel (1498-1526) discípulo de Zwinglio será el fundador de este movimiento, aunque será el ex sacerdote, Menno Simons (1496-1561) quien da el nombre al movimiento que se introducirá en Danzig y luego en Rusia. Durante el siglo XVII fueron cruelmente perseguidos por autoridades civiles y eclesiásticas de todas las confesiones (5.000 mártires).
Los Amish son una rama más radical y puritana que surge dentro de los Menonitas, con quienes rompieron en 1693, liderados por el anabaptista Jakob Ammann.
Al igual que los Menonitas y otros movimientos de la llamada “reforma radical”, huyendo de las persecuciones en Europa, se instalan en las colonias inglesas de América del Norte. Los menonitas se instalan en 1640 cerca de Filadelfia y se expandieron por Pennsylvania, Virginia y Ohio. A finales del siglo XIX menonitas rusos llegarán también a Canadá y a Kansas.
Los primeros Amish llegan a Pennsylvania en 1707, con una oleada que duró hasta 1756. Una segunda oleada de Amish se asentará en Kansas entre 1815 y 1860 y desde Pennsylvania llegaron a Ohio, Indiana, Illinois y Michigan. Mientras tanto, en Europa, los pocos Amish que quedaron, se unieron a sus hermanos menonitas.
Creencias y prácticas
Las creencias y las prácticas de los Amish son cristianas, una radicalización de la doctrina menonita, la cual no acepta el bautismo de niños, es pacifista y buscan una iglesia libre de ataduras de leyes humanas y del Estado.
Sus miembros buscan una vida de oración y santidad, de sencillez y humildad, evitando cualquier “contaminación” con la sociedad, con las “tentaciones del mundo”. La vida de oración en familia, el culto dominical, el amor a la Palabra de Dios, la vida y el trabajo comunitario, junto a la búsqueda de la santidad de vida, son el motor de su piedad cotidiana.
Tienen su propio código de conducta, Ordnung, y en casos de delitos, prefieren resolverlo internamente con sus propios tribunales. En algunas comunidades, antes de ser bautizados, cuando cumplen 16 años, se les da un permiso (rumspringa) para salir de la comunidad si lo desean y “explorar el mundo”, para luego decidir si quieren bautizarse y seguir a Cristo dentro de la comunidad.
A diferencia de lo que se puede ver en películas y series, muy pocos deciden dejar la comunidad y las cosas que exploran del mundo son muy inocentes, como el uso de tecnologías modernas o ver una película.
Tienen una estructura patriarcal, donde las mujeres no tienen los mismos derechos que los hombres. Ellas deben priorizar a la Iglesia, a la comunidad y a la familia antes que cualquier interés personal. Mientras son solteras obedecen a su padre, y si se casan deben ser sumisas a su esposo.
En su culto se comparte una predicación sencilla y algunos himnos cantados sin música. La participación en la comunión se realiza dos veces al año, una en primavera y otra en otoño. No utilizan la electricidad, se visten como en el siglo XVIII, rechazan las fotografías como una forma de vanidad y tienen prohibido ser filmados.
Rechazan ver televisión o escuchar radio, o manejar cualquier tecnología moderna. Rechazan toda forma de orgullo o arrogancia y tienen una gran estima por la humildad, el trabajo comunitario y la paz, evitando toda autopromoción o destaque personal. Se someten a la “voluntad de Jesús” expresada en el Evangelio y en las normas de la comunidad, oponiéndose a toda forma de individualismo.
La interpretación bíblica está a cargo de los ancianos de la congregación y se usan versiones de la Biblia en un alemán antiguo, lo que dificulta su lectura por parte de las nuevas generaciones. Se destacan por la ayuda mutua y la prioridad de la vida comunitaria por encima de sus intereses personales.
La población más grande de Amish está en Estados Unidos, especialmente en Ohio y en Pensilvania, siendo unos 228.000 y cerca de 1500 en Canadá. Tienen un alto porcentaje de deserción ya que algunos son excomulgados por la comunidad y se pasan a otras confesiones cristianas.
La mayoría de ellos habla el dialecto alemán (Dutch), que trajeron sus antepasados de Suiza, aunque en muchas comunidades se habla inglés. Según varios autores protestantes, su aspecto anticuado contrasta con la vitalidad y el crecimiento de sus comunidades.
Además de su presencia en Estados Unidos, hay comunidades Amish en México, Argentina y Paraguay, donde además del campo, se dedican a la fabricación de muebles y quesos, entre otras tareas artesanales.
Bibliografía:
Bosch, Juan. (2002). Nuestras iglesias hermanas. Madrid: PPC.
Bosch, Juan. (1998). Diccionario de Ecumenismo. Navarra: Verbo Divino.