Fue una larga distancia. Incluso embarazada, se enfrentó al sacrificio para ayudar a su primaSi alguna vez has hecho una romería a pie, te haces una idea del sacrificio que implica esa caminata. Ahora, ¿ya te imaginaste a María visitando a santa Isabel, embarazada? Nuestra Señora no era vecina de su prima. Para llegar hasta allá requirió una gran caminata.
María vivía en Nazaret, que queda más al norte de Israel. Isabel era del área central del país, de las montañas de Judá.
Los estudiosos creen que la ciudad en que ella vivía sería Ain Karin, per no hay en los Evangelios una especificación exacta. La distancia entre estas regiones es de 100 a 150 kilómetros dependiendo del camino que se recorre.
Para cruzar de una región a otra, se necesitan 32 horas ininterrumpidas de caminata. Claro, María no hizo todo el trayecto sin parar, ni se sabe si ella usó alguna forma de transporte. Pero, sólo de imaginar que ella traía a Jesús en su vientre, nos damos cuenta de que no fue fácil.
Pero ¿qué llevó a María a caminar tanto? Después del anuncio del ángel Gabriel, la Virgen María partió para casa de Isabel con el propósito de cuidar de su prima, que ya era de edad avanzada.
Ella atendió el mensaje del ángel que dijo: “Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez” (Lc 1,36).
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Cuando María visitó a su prima Isabel
Y ¿qué aprendemos con todo esto? En este contexto podemos entender cómo Ella está siempre dispuesta a servir con alegría y prontitud a todos, especialmente a los más necesitados.
Ella recorrió grandes distancias con el único propósito de ayudar a su prima. De esta forma, Nuestra Señora siempre está dispuesta a ampararnos a nosotros que somos sus hijos.
Por Jovens de Maria