Una celebración que se vive de manera especial en América LatinaSe trata de una de las festividades religiosas más importantes y populares del año en América Latina, que se vive de diferentes maneras, según las diversas costumbres y tradiciones. Pero en la ciudad ecuatoriana de Cuenca, un lugar cuyo centro histórico ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, tiene un toque particular.
Frutas confitadas, chocolates y alfajores son apenas algunas de las variedades de dulces que por estos días ganan protagonismo en esa localidad ecuatoriana. Es que esta ciudad ecuatoriana explota de dulzura durante estos días de celebración del Corpus Christi o también conocida como Septenario en esta localidad (por tener una duración de siete días).
En esta oportunidad, coincidente con la fiesta de Inti Raymi (una fiesta en honor al Sol con raíces incaicas), la posibilidad de apreciar danzas, trajes especiales y lo mejor de la gastronomía se transforma en uno de los principales atractivos. El colorido y la pircotecnia es acompañada por diversos sectores de la sociedad, desde comunidades religiosas, hasta autoridades civiles y militares, además de diversas instituciones, recuerda El Telégrafo.
La Catedral Nueva y el Parque Central Abdón Calderón se transforman en epicentro donde se elaboran los tradicionales “dulces de Corpus”, distribuidos a lo largo de numerosos puestos de la localidad, prosigue ese medio.
Este año, según expresó a El Telégrafo Bolívar Piedra, vicario de la Arquidiócesis de Cuenca, el lema elegido para llevar un mensaje de pacificación durante esta festividad. ‘Constructores de paz en comunión en un mundo en conflicto’ es el utilizado este año.
“Si bien esta es una vieja costumbre traída desde España, en Cuenca de los Andes adquirió toques característicos y propios de estas tierras y es una dulce ofrenda más del pueblo ingenioso a su Creador. Es importante en estos tiempos de globalización, en los que se tiende a la homogenización de ciertos patrones culturales venidos del extranjero, conservar lo nuestro. El Corpus Christi o Septenario cuencano, es una de las celebraciones más coloridas del país, reflejo de la cultura popular y religiosa de un pueblo amante de sus tradiciones, que a pesar del paso del tiempo, aún no desaparecen”, reflexionó el sacerdote en diálogo con el medio ecuatoriano.
En cuanto a lo religioso, la festividad está acompañada de celebraciones eucarísticas, la bendición del Santísimo, entre otras.
Fuerte arraigo en el continente
En Latinoamérica son diversas las ciudades que se visten de fiesta para esta celebración. Es que para muchos Corpus Christi, además de lo significativo por lo religioso, es una época del año de derroche de cultura y tradiciones. México, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Panamá y Bolivia son tan solo algunos de los países del continente donde este tiempo se vive de manera muy especial.
Por ejemplo, en Lima y Cajamarca, dos ciudades peruanas, las procesiones son multitudinarias y coloridas. En otra ciudad como Cusco, donde el arraigo inca es muy fuerte, se vive la celebración con mayor mezcla de componentes provenientes del catolicismo y creencias antiguas de los incas, recuerda el portal Viajes y Turismo Al Día.
En Anolaima, Cundinamarca y Mogotes, en Colombia, también se vive con particular devoción esta fecha, donde el colorido y las festivos por varios días suelen ser habituales.
En Yare, una localidad de Venezuela, es común ver por estos días apreciar la danza de los Diablos de Yare, una danza ritual que la realizan quienes prometen hacerlo cada feriado de Corpus Christi. México es otro de los países que no quedan ajenos a todo esto. Al igual que en Cuenca, en la localidad de San Cristóbal de las Casas (Chiapas) el tema de los dulces también es algo tradicional.
La lista podría seguir y más allá de las diversas variantes, el espíritu de alegría es el mismo.
Con información de El Telégrafo y portal Viajes y Turismo Al Día