Una técnica que puede ser muy común entre las amas de casa y tienen sus orígenes en la alquimia
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Para aquellas que cocinan, sea mucho o poco, el término “baño de María” resulta familiar. Pero el otro día estaba en una reunión familiar, de esas en las que de repente las conversaciones se tornan curiosas mientras terminas el postre, alguien preguntó: ¿Por qué se llamará así? ¿Será por la inventora? ¿O tendrá algo que ver con la Virgen?
Pero antes de dar con la respuesta, explicaré muy brevemente qué es el baño de María para quienes no lo sepan (si ya tú lo sabes, puedes saltarte esto e ir al siguiente párrafo). Se trata de un método de calentamiento suave, indirecto, constante y progresivo que consiste en introducir el recipiente con lo que ha de calentarse dentro de otro con agua colocado al fuego.
Volviendo a la pregunta… sí, es por la inventora, una misteriosa mujer que se hacía llamar María la Judía (aunque también algunos le dicen Miriam la Profetisa o María la Hebrea) y fue la primera alquimista de la historia. Su origen no es del todo claro, pero data entre los siglos I y III d.C y era proveniente de Alejandría. Tampoco fue ella la que creó el término “Baño de María”, esto lo hizo el médico y teólogo Arnaldo de Vilanova en el siglo XIV d.C.
Muchos han escrito sobre ella pero sólo coinciden en sus invenciones, mas no en su historia personal. Unos la asocian con la hermana de Moisés (aunque es difícil por razones cronológicas) y otros creen que era el seudónimo empleado por varios alquimistas.
Lo cierto es que María (asumiendo que era sólo una persona y del género femenino, que es la versión más aceptada) escribió varios textos sobre alquimia que fueron recopilados por Zósimo de Panópolis, un erudito alquimista de Alejandría posterior a ella que la admiraba por “su gran conocimiento del Arte Sagrado” (como se conocía a la alquimia en esos tiempos).
Entre sus invenciones más importantes está: el baño de María (que no sólo es empleado en la cocina para, por ejemplo, derretir un delicioso chocolate de forma uniforme y sin temor a quemarse, sino también en otras industrias como la cosmética, farmacéutica y química, ya que también sirve para destilar sustancias volátiles o aromáticas y evaporar extractos) y la creación del Kerotakis, un recipiente hermético de reflujo usado para calentar sustancias utilizadas en la alquimia y recoger sus vapores.
Ella lo usó para estudiar el efecto de los vapores del arsénico, mercurio y azufre sobre los metales; y luego, con el paso del tiempo, ésta y otras técnicas se usaron para la extracción de aceites de las plantas para obtener, entre otras cosas, perfumes.
Sin embargo, mucho de la obra de María la Judía se perdió porque en esa época todas estas invenciones y prácticas eran consideradas brujería. Pero la verdad es que esta dama de la ciencia fue realmente una adelantada de su época, la precursora de la química moderna y a quien en parte le debemos cosas tan simples como la fragancia que usamos cada día o el eventual delicioso postre hecho en baño de María.