Enseñar al niño a defenderse es distinto de decirle que puede pegar
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El acoso escolar es algo universal. Ocurre en todas las culturas y países del mundo. Sin embargo eso no quiere decir que sea un fenómeno que debamos tolerar. Hay estrategias efectivas que consiguen frenar el acoso y algunos colegios de Finlandia, Suecia y Estados Unidos han instaurado protocolos que les han permitido garantizar que son colegios libres de acoso.
Uno de los datos más interesantes es que los acosadores pueden cebarse con cualquier niño. No hay ninguna variable que haga que un niño sea acosado; los niños acosados son buenos estudiantes y malos estudiantes, provienen de familias sin recursos y de familias acomodadas, son introvertidos y también sociables.
Sin embargo, las investigaciones nos dan unas pocas claves acerca de cómo podemos proteger a nuestros hijos frente al acoso. Por eso, he elaborado una lista de las actuaciones (Ver galería) que pueden contribuir a que los niños que son pequeños hoy estén más protegidos frente al acoso el día de mañana.
Los adultos tenemos muchos mecanismos para regular y poner límites a los demás. Podemos utilizar la asertividad, la dialéctica, poner una reclamación o una denuncia. Los niños de dos o tres años, sin embargo, no tiene esas habilidades. Se rigen por otro código distinto que es mucho más físico.
Nosotros hemos enseñado a nuestros hijos que no se pega. Se lo hemos recalcado un millón de veces. Sin embargo, cuando nuestro hijo tenía dos años y nos dijeron que no se defendía cuando otros niños le quitaban las cosas, nos dimos cuenta de que necesitaba un poquito de ayuda.
Más que ayuda, creemos que necesitaba entender que defenderse es distinto de pegar. Comenzamos a explicarle y demostrarle que tiene todo el derecho del mundo a defenderse. Si un niño le quita un camión, tiene derecho a tomarlo de vuelta. Si otro le agarra del brazo, lo más saludable es que se defienda, gritando “déjame en paz”, tirando con fuerza y marchándose. Y si la cosa se pone más fea y un niño le va a pegar, es bueno que sepa que puede empujarlo o marcharse. No tiene que quedarse quieto para que el otro le pegue.
Como ves, hay una gran diferencia entre no pegar y saber defenderse. La mayoría de los niños no necesitan aprender esto, aunque algunos niños (más sensibles o que siguen las reglas a rajatabla), no les viene nada mal que se lo enseñemos y sentir que tienen permiso para hacerlo. A medida que se haga mayor esta experiencia le ayudará a entender que no debe aceptar otro tipo de abusos y responder rápido frente a las amenazas lo que ayudará a mantener a los abusones lejos.
Este es un tema muy delicado. Les podemos ayudar desde pequeños a tener una buena autoestima, a establecer buenos lazos con sus compañeros y a saber defenderse, pero nada evitará por completo una situación de acoso, porque la responsabilidad nunca estará en su tejado. NINGÚN NIÑO QUE SUFRE ACOSO TIENE RESPONSABILIDAD ALGUNA SOBRE SU SITUACIÓN. La lucha contra el acoso es un trabajo comunitario de padres, asociaciones de padres, compañeros de aula, maestros, tutores, vigilantes de patio y los propios niños de la escuela y sólo si conseguimos que todos seamos conscientes de su gravedad y tenemos como prioridad el frenarlo conseguiremos proteger a todos los niños frente el acoso.
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