Tal cual sucedió en México, una réplica podría llegar a instalarse en territorio argentino
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Cruzar el océano Atlántico y medio Mediterráneo para conectar Roma con la Argentina puede llevar más de 12 horas y costar más de 1.000 euros, solo de pasajes aéreos. Equivale al salario mínimo que recibe una persona en el país durante todo un año. Como para gran parte de los latinoamericanos, una inversión así es literalmente imposible. Y soñar con conocer las grandes obras del arte moderno, como la Capilla Sixtina de Miguel Ángel, es una utopía que requiere de un milagro. O de un esfuerzo de muchos por acercar el arte… y eso está por concretarse.
Como se realizó en México, una réplica de la Capilla Sixtina podría llegar a instalarse en territorio argentino. Así lo confirmó la directora del Museo Vaticano Barbara Jatta a la agencia del estado argentino Télam. Según informó esta agencia por otras fuentes, las negociaciones para la instalación de una réplica así en el país sudamericano están avanzadas.
Si se concreta con las dimensiones de la Capilla Sixtina en México implicará armar un espacio de 510 metros cuadrados, con 22 metros de alto. Las paredes y el techo de la estructura armada están todas cubiertas por fotografías en alta resolución de la capilla real. Según consta en la página de la Capilla Sixtina en México, se tomaron de la original más de 2,700,000 fotografías (sí, se leyó bien, más de dos millones de fotografías) durante 170 noches, para luego ser montadas en la capilla réplica sublimadas en 3,000 metros cuadrados de tela. Más de 100 personas trabajaron en el montaje y preparación de una experiencia de visita que, se busca, ha de ser lo más parecida a la de la capilla que culmina la visita a los Museos Vaticanos y es utilizada para los cónclaves.
Estrenada frente al Museo de la Revolución en la ciudad de México hace un año, la réplica de la Capilla Sixtina emprendió luego un recorrido por distintos estados mexicanos, acercando de manera gratuita la obra magna de Miguel Ángel a muchísimas más personas. A agosto de 2016, cuando sólo llevaba abierta dos meses, la Capilla Sixtina mexicana ya había recibido más de un millón de visitantes, e incluso superaba en visitas diarias las visitas a la original. La estimación durante el recorrido por el país, en no menos de tres años, es que puedan ingresar en ella más de 50 millones de personas. Sin pagar un peso, y sin salir de su propio Estado.
Gabriel Berumen, director y productor de la réplica de la Capilla Sixtina en México, contaba hace unos meses a la agencia EFE que la idea le surgió con su hermano Antonio cuando llevaron a un grupo oaxaqueño a compartir su cultura al Vaticano y una de las artesanas se arrojó al suelo y rompió en llanto.
Gracias al esfuerzo de cientos de mexicanos que invirtieron tiempo, recursos y trabajo, conocer la Capilla Sixtina sin visitar Europa, es posible. Si se logra replicar el mismo profesionalismo y la misma disposición, la iniciativa podría llegar pronto a otros países, como Argentina.