Este es un retrato de la sociedad actual. Depende de ti querer vivir así… o no
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El sociólogo polaco Zygmunt Bauman declara que vivimos en una época que se escurre entre las manos, una época líquida en que nada persiste. No hay nada lo suficientemente intenso que logre permanecer y volverse realmente necesario. Todo es transitorio. No existe la observación pausada de aquello que experimentamos, es necesario fotografiar, filmar, comentar, gustar, mostrar, comprar y comparar.
El deseo habita la ansiedad y se pierde en el consumismo inmediato. La sociedad está marcada por la ansiedad, reina una inhabilidad de experimentar profundamente lo que nos llega, lo que importa es poder describirle a los demás lo que se está haciendo.
En tiempos de Facebook y Twitter, no hay desagrados, si no me gusta una declaración o un pensamiento, borro, desconecto, bloqueo. Se pierde la profundidad de las relaciones; se pierde la conversación que posibilita la armonía y también la divergencia.
En las relaciones virtuales no existen discusiones que terminen en abrazos vivos; las discusiones son mudas, distantes. Las relaciones empiezan o terminan sin contacto alguno. Analizamos al otro por sus fotos y frases. No existe el intercambio vivido.
Al mismo tiempo en que experimentamos un aislamiento protector, vivimos una absoluta exposición. No existe lo privado, todo es revelado: lo que se come, se compra; lo que nos atormenta y lo que nos alegra.
El amor es más hablado que vivido. Vivimos en una época de angustia secreta. Filosóficamente la angustia es el sentimiento de la nada. El cuerpo se inquieta y el alma se asfixia. Hay un vértigo permeando las relaciones, todo se vuelve vacilante, todo puede borrarse: el amor y los amigos.
“Estamos todos en una soledad y una multitud al mismo tiempo”.
Zygmunt Bauman
Por Revista Pazes