Santa Catalina de Siena es una mística dominica que vivió en el siglo XIV. En 1347, el día de Pentecostés, recibió los estigmas. Confió este secreto en 1375 a Raimondo di Capua, su confesor. Nadie vio nunca esas heridas porque eran -parece- invisibles. Habría sido ella quien pidió la gracia de llevarlas escondidas.
Ya tomado del latín, el griego "stígma" significa "marcado a fuego": los estigmas designan heridas infligidas a Jesús durante la Pasión. En la historia, por un curioso fenómeno, algunos hombres y mujeres -a menudo místicos- también han sido marcados. Aquí algunos de ellos
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San Francisco de Asís, santa Rita y el santo Padre Pío tienen en común una experiencia tan singular como misteriosa: los estigmas. Perforaciones en las manos y en los pies como si hubieran sido clavados en la cruz, o marcas en la frente como si hubieran llevado la corona de espinas, todos llevaron en un momento de su vida los estigmas de Cristo, las heridas que le fueron infligidas durante la Pasión. Reseñamos los estigmatizados más famosos de la historia de la Iglesia.