Hay muchos factores que llevan a esta crisis: el cansancio que supone la crianza de hijos pequeños, la poca atención exclusiva entre los esposos, disponer de poco tiempo para conversar o un desajuste en la distribución de roles dentro de la familia. Todas estas situaciones son causa de discusiones y enfrentamientos que pueden llevar incluso a un rompimiento de la pareja.
Si conocemos los retos a los que nos enfrentamos es mucho más fácil superarlos con éxito, y como el amor matrimonial es algo que siempre debemos trabajar, aquí van algunos tips para ayudar a hacer más llevaderos esos tiempos difíciles.
1Cuida el tiempo de descanso
Se sabe que con bebés o niños pequeños no hay mucha posibilidad de descansar. Sin embargo, es vital cuidar que ambos tengan tiempo de descanso y que se ayuden a cuidar este tiempo. Las personas cansadas o agotadas son más propensas a irritarse con facilidad y, normalmente, quien se encuentra a su lado se convierte en el blanco de esa irritabilidad. Así que, más allá del trabajo de la casa, la crianza o el trabajo profesional, es muy importante que se cuide mutuamente ese tiempo de descanso que va a permitir que veamos las cosas con más calma y claridad.
2Mantén a tu pareja como prioridad
Uno de los errores que más se comete en esta etapa es poner toda nuestra atención en los niños y olvidar al cónyuge. Es natural que nuestro foco de atención cambie porque tenemos el instinto de proteger a quien más nos necesita. Sin embargo, es por esta misma razón que debemos intencionalmente poner el foco también en la pareja.
El amor de padres es mucho más natural e instintivo, mientras que el amor de pareja requiere de mucho más esfuerzo y trabajo, así que, en este embelesamiento que tenemos ambos por nuestros pequeños, no podemos olvidar que la pareja también merece nuestra atención, tiempo y cariño.
3Acuerden una repartición justa
Ya sea en el mantenimiento del hogar, en el aporte económico o en la crianza de los hijos, debemos aprender a reconocer que ambos somos igualmente responsables de nuestra familia. Una repartición justa de los roles y de las labores domésticas, siempre ajustándose a la realidad de cada familia, ayuda a que no existan sentimientos de culpa o victimismos que tanto daño hacen en la relación de pareja.
4Aprendan a comunicarse
Es importante establecer métodos de comunicación efectivos que nos permitan enfrentar nuestros problemas de una manera madura y respetuosa, y buscar soluciones ajustadas a la realidad.
Los gritos, insultos y otros descalificativos solo sirven para desahogarnos y no construyen relaciones sólidas. En Amoris Laetitia el Papa Francisco dice que:
"El diálogo es una forma privilegiada e indispensable de vivir, expresar y madurar el amor en la vida matrimonial y familiar. Pero supone un largo y esforzado aprendizaje" (136)
Recordemos que la familia es escuela de amor y la forma en que nos tratemos como familia incide en el desarrollo afectivo de nuestros hijos.
5Defiende el tiempo a solas
Cuando nacen los hijos parece que nos olvidamos de la necesidad de pasar tiempo juntos a solas para reconectarnos: ya sea por miedo a dejar a los niños con otras personas, o porque estamos cansados. Es vital recuperar las citas, salidas, bailes o cualquier otra actividad que permita unirse nuevamente y concentrarse en el otro, además de recuperar el romance.
El tiempo a solas se debe defender a capa y espada, porque es la gasolina que mantiene andando el motor de la vida matrimonial.
Reajustes en el matrimonio
Sabemos que el reajuste de los hijos cambia mucho las dinámicas familiares y que, aunque traen una felicidad inmensa, a veces es difícil adaptarse a las nuevas rutinas que ellos traen. Lo más importante es reconocer que la estabilidad de nuestra vida de pareja es parte importante del crecimiento y desarrollo de nuestros hijos, y que tenemos la responsabilidad de poner todo nuestro esfuerzo en acrecentar cada día más ese amor.