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Respuestas a falsas creencias sobre la leche materna

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María Eugenia Brun - publicado el 03/08/17
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“Construyendo alianzas para proteger la lactancia materna: por el bien común, sin conflictos de intereses”, es el lema de este año para celebrar la Semana Mundial de la Lactancia Materna (SMLM). La semana va del 1 al 7 de agosto, y en cada país se llevarán a cabo distintas actividades para conmemorarlo

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Estudios científicos muestran  evidencias claras del rol importante que juega la lactancia materna, ayudando tanto a la salud de la madre como del bebé. Es un escudo frente a problemas de nutrición, educación y pobreza.

Lamentablemente para muchas mujeres todavía les es difícil mantener la lactancia por distintas razones, a veces por falsas creencias, enfermedades o razones laborales (y la ausencia de leyes que la promuevan).

Por esta razón es que entre todos debemos ayudar a las madres a sostener la lactancia, desde la comunidad, la familia, los trabajadores de la salud, los empleadores y los gobiernos.

Respuestas a distintas creencias sobre la lactancia que pueden ayudarte

“Cuanto antes empezar a darle pecho, mejor”, es cierto. Esto se debe a que los bebés durante la primera hora luego del parto ya pueden mamar porque el instinto de succión es más intenso y además por lo general en ese momento requieren menos ayuda para hacerlo de manera correcta.

“Mi niño no aumenta bien de peso porque mi leche es de baja calidad,” es falso. Estudios demuestran que aún las mujeres desnutridas son capaces de producir leche de suficiente calidad y cantidad para suplir las necesidades de crecimiento del niño y cuando son amamantados, ganan peso y talla en forma similar que los hijos de madres bien nutridas. Por lo tanto, con frecuencia el escaso peso se debe al consumo insuficiente de leche materna derivado de horarios estrictos, de una inadecuada succión o un problema orgánico del niño.

 “Antes de los seis meses el bebé no necesita tomar agua o té además del pecho”, es verdad. Durante ese período de vida del lactante la leche materna es suficiente, porque contiene todo el líquido que necesita para calmar su sed. Además de esta manera se evitan posibles diarreas o infecciones por disminuir la cantidad de leche recibida. Ver  más en: http://www.who.int/features/qa/breastfeeding/es/

“Si tengo implantes no puedo amamantar” no es cierto. La intervención tanto de implante (siliconas) como de reducción mamaria, no afecta al sistema glandular y de conductos. Si no se seccionan conductos, vasos ni nervios no contraindican la lactancia ni constituyen ningún peligro para el lactante.

“La lactancia prolongada más allá de los 12 meses del niño tiene mucho valor”, es cierto. Porque a pesar de que ya debe ser complementada con alimentos para brindar un mayor aporte calórico, sigue siendo de gran valor nutricional durante los primeros 12 meses de vida. Además, la leche materna no disminuye su calidad con el tiempo, ya que su composición varía según las necesidades del niño conforme a su maduración. La leche materna continúa complementando y ayudando al sistema inmune mientras el niño la siga tomando.

 “Tengo los pezones planos e invertidos, por eso no puedo amamantar”, esto es falso. No son un impedimento siempre y cuando la madre tenga seguridad y las explicaciones adecuadas. Consejos, aprovechar el momento en que el bebé se encuentra más reactivo que es en las primeras horas, mojar el pezón con agua fría antes de amamantar para que se protruyan -o si no, con un sacaleches-, sustituir el pezón por un dedo para que el bebe abra la boca.

“Cuanto más mama el bebé, más leche produce la madre”, es verdad. Es una de las reglas básicas de la lactancia exitosa, esto requiere darle el pecho a libre demanda, dejando que el bebé marque las tomas y la duración de las mamadas. Saltear la toma provoca disminución de la producción, porque la señal que recibe el cerebro sobre esa leche acumulada es que está sobrando y hay que empezar a frenar la producción.

“Debo darle de un solo pecho en cada ocasión”, la respuesta es no. Se debe dar un pecho hasta que no quiera más, ofreciéndole el otro, aunque no siempre lo acepte. Si no puede suceder que pida con mayor frecuencia al no quedar satisfecho porque se alimentó muy poco tiempo de cada pecho, y no extrajo la leche del final o “leche escondida”, la de mayor aporte calórico y riqueza en grasa y a su vez que le brinda mayor saciedad.

“El tamaño del pecho no influye a la hora de amamantar”, afirmativo. El tamaño del pecho de la madre no influye. En todo caso se compensa con mayor número de tomas. A modo orientativo, un bebé recién nacido sano suele hacer entre 8-12 tomas al día en la primera semana.

“Mi leche es aguada, no alimenta a mi bebé”, es falso. Se cree desde hace muchos años que no todas las mujeres producen leche de buena calidad. Pero es falso, la leche siempre va a ser más transparente o aguada que la leche de vaca, pero no significa que sea menos nutritiva. Las primeras gotas son las más aguadas y la del final de las mamadas (que se obtiene conforme se va vaciando el pecho) es mucho más espesa porque es más rica en grasa y calorías. Por esta razón, es que se recomienda que el bebé mame todo lo que quiera de un pecho y luego del otro para extraer la leche más grasa que es la que le aporta más calorías.

La lactancia materna les brinda múltiples beneficios tanto a la madre como al niño, por lo tanto, es tarea de todos promoverla y ayudar a hacer que la lactancia materna sea sostenible.

 

 

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