A diferencia del tatuaje, su duración no es permanente
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
La modelo Cara Delevingne se habrá retirado hace ya varios años de las pasarelas, pero su legado en la moda permanece: las cejas pobladas.
Atrás quedaron los días de depilar el arco de nuestro ojos de manera súper delgada (que, en realidad, a la mayoría no les queda bien porque no se ve nada natural) para darle paso a unas cejas a lo Brooke Shields en los años 80.
Sin embargo, esto no es sinónimo de dejarlas crecer descontroladamente. También hay que hacerles mantenimiento (aunque con menos periodicidad) y muchas debemos recurrir al maquillaje para poder llenar todos esos espacios donde no hay vellitos.
Aquí es donde la cosa se complica, porque maquillar las cejas de manera correcta no es tan sencillo como parece y podemos terminar cometiendo el error de trazar líneas rectas que se verán artificiales y endurecerán nuestras facciones. Asimismo, podemos abusar del producto y terminar con un look a lo Frida Kahlo (que no tengo nada contra la artista, pero digamos que su uniceja no se hizo famosa precisamente por ser un referente de belleza).
¿Qué hacer entonces? Hace unos años se puso de moda tatuarlas, pero en la gran mayoría de los casos se veían poco naturales y, con los años, terminaban decolorándose hacia el gris o verde oscuro. Además, al ser algo definitivo, no te permitía luego cambiar de forma de cejas si tu rostro cambiaba (por pérdida o aumento de peso, por ejemplo) o simplemente si tú querías experimentar con algo distinto.
Es entonces cuando surge la micropigmentación, que no es más que una técnica donde se utiliza una aguja de una punta (que, aclaro, no es una máquina de tatuar) para diseñar vellito por vellito de manera suave y en la capa más superficial de la piel (algunos los hacen a forma de sombreado con una aguja de varias puntas, pero según los expertos es mejor con una sola) con pigmentos inorgánicos de base mineral.
Su principal diferencia con el tatuaje es que justamente por su modo de aplicación e ingredientes de la tinta, sólo tiene una duración entre 8 y 11 meses dependiendo de la persona; además, hay mucha más variedad de pigmentos para que el color concuerde con el tono de tu cabello.
¿Lo hago el día antes de la fiesta? ¡No!
Eso sí, al igual que el tatuaje, después de la micropigmentación se genera una ligera costra. No es nada grave y el proceso no es casi doloroso, pero es algo que debes tomar en cuenta en caso de que quieras hacerlo para una fiesta o evento especial. Toma unos 30 días para que te recuperes totalmente y el pigmento llegue a su color (al principio lo podrás ver un poco oscuro justamente por la cicatrización).
Pero lo más importante, como con todo tratamiento cosmético, es que lo realices con un verdadero experto en la materia, ya que aunque su resultado no es permanente, no es reversible en los próximos meses. Busca referencias del trabajo de esa persona, ya sea por recomendación de alguien cercano o viendo fotos de su trabajo en su perfil de Instagram.
Igualmente, no dejes de seguir al pie de la letra las instrucciones que este profesional te dé post-tratamiento, como no llevar sol o aplicarte maquillaje en la zona tratada.
El verano, definitivamente, no es la época más apropiada para la micropigmentación, pero aprovecha estas semanas para hacer tu investigación y decidir si este tratamiento es para ti o simplemente prefieres seguir practicando tu maquillaje normal de cejas, que también es una muy válida opción.