El emperador Kangxi fue el monarca con el reinado más largo de China y un erudito que toleraba el Cristianismo
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Poema de la cruz / La muerte de Cristo
功成十架血成溪,百丈恩流分自西。
身列四衙半夜路,徒方三背两番鸣。
五千鞭挞寸肤裂,六尺悬垂二盗齐。
惨动八垓惊九品,七言一毕万灵啼。
Una vez se completó el trabajo en la Cruz, la sangre formó
un arroyo de sangre y desde el oeste circuló mil metros.
Pisó el camino de medianoche para someterse a cuatro juicios.
Antes de que el gallo cantase dos veces, fue tres veces traicionado.
Quinientos azotes rasgaron cada centímetro de su piel.
Dos ladrones lo acompañaron en la cruz a seis pies de altura.
La tristeza era de una magnitud nunca antes conocida.
Siete palabras, una tarea completada, diez mil almas que lloran.
[El poema contiene todos los números del 1 al 10. El 10 es la Cruz, ya que el ideograma chino para 10 tiene la forma de una cruz (十). Los números 100, 1000 y 10.000 también se incluyen (Chan Kei Thong, autor del libro en inglés Fe de nuestros padres <<先贤之信>>)].
Este poema fue escrito por el emperador Kangxi (康熙帝) (4 de mayo de 1654 – 20 de diciembre de 1722), que estuvo al frente de la monarquía más larga de China y una de las más largas del mundo. Ascendió al trono con 7 años, y reinó 61 años. También fue un erudito estudioso que estableció el Diccionario de Kangxi.
Los primeros emperadores de la dinastía Qing eran receptivos al Cristianismo. El padre de Kangxi, el emperador Shunzhi, realizaba a menudo viajes a la iglesia católica más antigua de China, la Catedral de la Inmaculada Concepción, o la Iglesia del Sur, para recibir consejo del misionero jesuita Johann Adam Schall von Bell.
La catedral (aquí se puede ver un vídeo sobre ella) recibió una estela de piedra por cortesía de Shunzhi con la inscripción “construido por la Orden Imperial”. Durante el reinado de Kangxi, la catedral se rehabilitó y amplió. Los jesuitas sirvieron como astrónomos y meteorólogos imperiales en las cortes de las dinastías Ming y Qing, lo que favoreció la introducción de la ciencia y las matemáticas occidentales al Reino del Medio. Construyeron universidades, hospitales, museos y laboratorios públicos en ciudades clave como Shanghái.
Kangxi ofreció a los jesuitas una casa dentro de la Ciudad Prohibida, un complejo destinado en exclusiva a la familia imperial y su séquito, así como un terreno para levantar una iglesia. Una vez finalizaron las obras de la iglesia, el emperador redactó una inscripción en el dintel de su puño y letra:
Al Líder verdadero de todas las cosas. Él es infinitamente bueno y justo. Él ilumina, apoya y rige todas las cosas con autoridad suprema y justicia soberana. No tiene principio ni fin. Es él quien gobierna y el verdadero maestro.
A finales del reinado de Kangxi, había aproximadamente 300.000 católicos y 300 iglesias en China, incluso tras la disputa de los ritos que obligó al emperador a prohibir el catolicismo al sentir su autoridad amenazada. Su prohibición no era absoluta, por lo que los misioneros con visado pudieron permanecer.
Estos son algunos de sus poemas:
Poema sobre la Verdad
Todo lo que alcanza la vista es Su creación.
Él, que no tiene principio ni fin, es tres personas en una.
Las puertas del cielo se cerraron por el pecado del primer hombre y se vuelven a abrir a través del Hijo.
Una vez librados de todas las religiones falsas, debemos convertirnos en disciplinas reales admiradas por todos.
El Tesoro de la Vida
El tesoro del Cielo se compone del Sol, la Luna y las Estrellas.
El tesoro de la Tierra consiste en cosechas, oro y plata.
El tesoro del reino es tener oficiales honestos.
El tesoro de la familia es contar con descendientes devotos.
Sin embargo, el oro, la plata y el jade no son tan valiosos como la propia vida.
Cientos de años no es nada en comparación con la eternidad.
Llegar y partir en la vida es como un sueño.
Los mejores alimentos y ropajes carecen de importancia.
No es una excepción para quien nace en la realeza.
Lo más importante en este mundo es la vida.
Algo que el jade blanco, el oro y la plata no pueden comprar.
Incluso unos simples copos de avena pueden ser satisfactorios.
Ninguna tela puede vestirse cien años.
La puerta del cielo estaba cerrada debido al pecado del primer hombre.
El camino de la salvación pasa solo por el Hijo.
Deseo aceptar a Dios, al Hijo y al Espíritu Santo,
Y recibir de Ti el regalo de la eternidad.
Recemos por las almas del emperador Kangxi y su familia, y por todos los habitantes de China.