En tiempos de odio, la respuesta del Pontífice: “Acoger, proteger, promover e integrar a los emigrantes y refugiados”
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“El emigrante que reside entre ustedes” será como uno de la comunidad: “lo amarás como a ti mismo”. El Vaticano ha publicado este lunes 21 de agosto de 2017 el mensaje del papa Francisco con motivo de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2018 que se celebra el 14 de enero.
La publicación llega tras el último atentado (17 de agosto 2017) cometido por adolescentes y jóvenes de origen árabe abandonados al odio, endurecidos por el fundamentalismo homicida del autodenominado Estado Islámico (ISIS) que golpearon con violencia inaudita hasta dejar al paso 14 muertos y 130 heridos inocentes en España.
La firma del mensaje tuvo lugar antes de los atentados (15 de agosto de 2017) pero describe “la triste situación” de tantas personas que huyen “de las guerras, de las persecuciones, de los desastres naturales y de la pobreza”.
Personas que no son terroristas automáticamente, como ideologías de paso o el calor del momento quieren hacer pensar y confundir.
Por el contrario, “acoger, proteger, promover e integrar”, son los cuatro verbos usados por el Papa para articular la respuesta a “los numerosos desafíos planteados por las migraciones contemporáneas”.
“La dimensión religiosa ha de ser reconocida en su justo valor, garantizando a todos los extranjeros presentes en el territorio la libertad de profesar y practicar la propia fe”, aseguró Francisco entre otras esenciales necesidades de las personas, así como lo quiere el Creador.
El Papa invita a ver el lado positivo también, y es que “muchos emigrantes y refugiados tienen cualificaciones que hay que certificar y valorar convenientemente”. Personas que pueden ayudar al país de acogida.
Francisco, que varia veces se ha llamado a sí mismo “hijo de emigrantes”, cita la Biblia donde Dios pide a los miembros de su pueblo respetar al extranjero “porque emigrantes fuisteis en Egipto. Yo soy el Señor vuestro Dios” (Lv 19,34).
Fue el mismo Pontífice que en su primera salida fuera del Vaticano se dirigió a rezar en el cementerio abierto de Lampedusa en el Mediterráneo (8.07.2013) donde tantas personas, también musulmanas, han perdido la vida.
“Cada forastero que llama a nuestra puerta es una ocasión de encuentro con Jesucristo, que se identifica con el extranjero acogido o rechazado en cualquier época de la historia (cf. Mt 25,35.43)” (papa Francisco, mensaje Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2018).
Visados humanitarios
Francisco insta a “ampliar las posibilidades para que los emigrantes y refugiados puedan entrar de modo seguro y legal en los países de destino” y a “simplificar la concesión de visados por motivos humanitarios y por reunificación familiar”.
Al mismo tiempo, en un plano internacional destaca la necesidad de que se “abran corredores humanitarios para los refugiados más vulnerables”, incluidos “visados temporales especiales”.
“Las expulsiones colectivas y arbitrarias de emigrantes y refugiados no son una solución idónea”, comenta en especial relación a los derechos fundamentales de la persona.
Pide “ofrecer a los emigrantes y refugiados un alojamiento adecuado y decoroso” y exhorta a “formar adecuadamente al personal encargado de los controles de las fronteras”.
“Las condiciones de los emigrantes, los solicitantes de asilo y los refugiados requieren que se les garantice la seguridad personal y el acceso a los servicios básicos”, añade.
La centralidad de la persona humana y su dignidad la argumenta citando a Benedicto XVI. E insiste en “soluciones que sean alternativas a la detención de los que entran en el territorio nacional sin estar autorizados”.
Amor de la Iglesia
El “amor maternal de la Iglesia” también se debe ver concretamente en la ayuda a cada ser humano “que se ve obligado a dejar su patria”.
Esta solicitud ha de concretarse “en cada etapa de la experiencia migratoria: desde la salida y a lo largo del viaje, desde la llegada hasta el regreso”, asegura. Una responsabilidad que la Iglesia comparte con todos los creyentes y personas de buena voluntad.
Compromiso global
El Pontífice también cita los esfuerzos de la Naciones Unidas y de los líderes mundiales en materia (Cumbre 19 de septiembre de 2016), para “salvar” vidas y proteger los derechos, “compartiendo esta responsabilidad a nivel global”.
Y comparte sus esperanzas en que “los Estados” se comprometan a elaborar y aprobar antes de finales de 2018 “dos pactos globales (Global Compacts), uno dedicado a los refugiados y otro a los emigrantes”.
El Papa desea que su mensaje sea compartido “con todos los agentes políticos y sociales que están implicados —o interesados en participar— en el proceso que conducirá a la aprobación de los dos pactos globales”.
Por último, explica que María, la Madre de Dios, experimentó en sí la dureza del exilio (cf. Mt 2,13-15) y confía “a su materna intercesión” las esperanzas “de todos los emigrantes y refugiados del mundo y los anhelos de las comunidades que los acogen, para que, de acuerdo con el supremo mandamiento divino, aprendamos todos a amar al otro, al extranjero, como a nosotros mismos”.
Que el Espíritu Santo done paz al mundo entero y sane las llagas de la guerra y del terrorismo.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) August 21, 2017