El Papa quería ir a Colombia y actuó “sin sustituir a los protagonistas” del diálogo. Entrevista al embajador colombiano ante la Santa Sede, Guillermo León Escobar (1 de 2)
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La visita pastoral del papa Francisco a Colombia, del 6 al 11 de septiembre de 2017, “será un éxito” tras la última tan recordada de Juan Pablo II hace 30 años, dijo Guillermo León Escobar, embajador colombiano ante la Santa Sede.
Palabra de un testigo en primera línea que sabe de la manera como se fraguó el próximo viaje de Francisco planificado en los vaivenes de los corredores diplomáticos entre Roma, la Ciudad del Vaticano y Bogotá.
De fondo, la determinación del papa Francisco para que Colombia llegue a la paz y el “papel silencioso” de la Santa Sede en los acuerdos con la guerrilla de las FARC en la Habana, entre otros argumentos.
Con respecto al viaje, aseguró que “el fracaso es huérfano y el éxito tiene multitud de padres”.
Con este preámbulo sostuvo que el Papa (y la diplomacia de la Santa Sede), la Iglesia en Colombia (la conferencia episcopal) y el presidente Juan Manuel Santos (el Gobierno) son “los únicos actores que han trabajado realmente en la visita”.
“La visita va a ser un éxito porque si fuera un fracaso, estarían hablando de que dos o tres personas fracasaron”, comentó el diplomático. Análogamente, en los títulos finales de esta película hay muchas personas “adeptas al servicio” trabajando discretamente detrás de cámaras.
Sin embargo, León Escobar admite que en este ejercicio de contar la historia de la visita existen personas interesadas en entrar en escena furtivamente.
“Dicen: ‘Yo hablé secretamente con el Papa y me dijo que…’. Entonces, viene el problema de la cantidad de ‘padres’ que surgen” y que quieren influir desde varios “ángulos, desde todas las vertientes, en todos los temas…”, glosó.
En Colombia, algunos sectores quisieran que el Sucesor de Pedro sea un adorno de la tradición y le piden que, por un supuesto bien de la Iglesia, olvide algunos temas en sus discursos o haga un desvío de su itinerario oficial.
Se trata de personas sin remembranza de la alta libertad espiritual e intelectual del primer Papa latinoamericano, reconocida ad extra, ad intra.
El Papa y la paz en Colombia
“Desde el momento en el cual presenté cartas credenciales el 25 abril de 2015, el papa Francisco manifestó su enorme interés en visitar Colombia y su afecto por el país; no como una cosa retórica, sino vivida”, manifestó.
El papa Bergoglio le reveló a León Escobar su preocupación por el país y sobre “el secreto de la paz verdadera” que reside en el “respeto de los derechos humanos”. Una inspiración de Juan Pablo II (1.01.1999).
De ahí que “hay un derecho por encima de los demás derechos, es el derecho a la paz”. En este sentido, Juan Pablo II había pedido en Bogotá por la paz de Colombia y la cesación de la guerrilla en 1986.
La Iglesia en Colombia
En esta triangulación de “padres” verdaderos del éxito de la visita, se nos presenta a la Conferencia Episcopal de Colombia.
En el caso de la Iglesia local, hubo cohesión en la diversidad, “como un todo, respetando las opiniones individuales que hay dentro de ella, pero que están unificadas en el deseo de que el Papa vaya a Colombia”, destacó.
Asimismo, advierte que “los deseos son siempre múltiples; a unos les gusta la misma cosa por razones diferentes” y esto vale igual dentro de la Iglesia católica colombiana respecto a la visita.
Lo cierto es que -añadió– Francisco “seguramente va a dejar conciertos y desconciertos” en cada una de sus trece intervenciones entre discursos, homilías, ángelus y saludos.
“Existe un eje (para la paz) muy importante en América Latina: México, Colombia, Brasil y Argentina. Y si ese eje no funciona, perdón, pero la región no manejaría caminos seguros para su porvenir”, comentó el también profesor de sociología política de la Universidad Pontificia Gregoriana hasta el 2013.
Guerra en Colombia: Cien años de soledad
“Además al Papa le llamaba enormemente la atención” que el pueblo de Colombia sufriera por una “violencia que tiene origen desde tan lejos; 60 años de violencia subversiva, ideológica, que sustituyó a otros 40 años de violencia entre los partidos políticos. Sumados son los Cien años de soledad de Gabriel García Márquez”, anotó.
“El Papa dijo que este viaje es importante” y, coincidencia: el mismo día de la audiencia del nuevo embajador colombiano, el presidente Santos le manifestaba al representante diplomático su intención, previa invitación, de visitar el Papa en el Vaticano.
Presidente Santos
“Fuera de cualquier protocolo”: así fue destacado por el entrevistado el diálogo entre el Papa y Santos. El 15 de junio de 2015, al recibirlo en su biblioteca privada, donde conversaron a solas durante 20 minutos (nadie conoce el contenido), el Pontífice le expresa al mandatario colombiano que “es la persona por la cual más he rezado: mucho, mucho, por el proceso de paz, y pido por ello”.
“Por esto estoy acá, para pedir su ayuda”, dice Santos. “Entonces, el Papa tomó la determinación de ayudar, una – ayuda entre comillas- por respetuosa y sin sustituir a los protagonistas”, comentó.
Labor silenciosa de la Santa Sede
¿Cómo se desarrolló esa ayuda? “El protocolo Santa Sede es de una delicadeza enorme, uno no nota cuando están metiendo la mano, pero que la están metiendo, la están metiendo”, reiteró el diplomático.
“Sin duda alguna -continuó- durante las conversaciones en Cuba (entre la mesa de negociación del gobierno y las FARC), uno de los sitios donde hubo más información fue acá (en Roma) y la información era importantísima porque allá (en Cuba) está de nuncio Giorgio Lingua”.
“Monseñor Lingua (ex nuncio en Irak y Georgia) conocía a todas las personas que dirigían la subversión en Colombia”, pues había “ya participado en el año 2000 en unas reuniones que tuvimos aquí en Roma con el comando general de las FARC, autorizadas por el papa Juan Pablo II, un día se escribirá esa historia”.
Por lo tanto, “la Santa Sede estuvo siempre enterada de lo que pasaba en Cuba, de lo que se discutía, tenía líneas directas que le permitían tener un análisis lo suficientemente claro y concreto para dar -entre comillas- la ayuda”.
“En esto, cuando decíamos de tantos padres, hay muchos comentarios de organizaciones que dicen haber ayudado como para restarle fuerza a la Santa Sede, movimientos religiosos que no ayudaron en el proceso cumplido en Cuba”, reconoció.
El embajador criticó esas organizaciones que, como en las películas de piratas, “no hacen nada para cargar el oro en la nave y en el momento del abordaje quieren sacar el lingote”.
Insistió que a la Santa Sede “no se le puede quitar ni un pelo” de crédito o mérito en los eventos que llevaron al acuerdo con las FARC.
Es decir, “estuvo silenciosamente presente con la inteligencia que da el silencio sagazmente guardado durante casi 1500 años de gestión política”.
Cabe mencionar que la Santa Sede no tuvo por decisión un representante en la mesa de diálogo en Cuba, pero sí -según la fuente- manejó información valiosa y colaboró.
“No estaba presente en la mesa, no era oficial, la Santa Sede manejaba información, llegaban preguntas e indudablemente salían respuestas, opiniones”, afirmó.
La Santa Sede “actúa con precaución necesaria para que los protagonistas no se sientan invadidos en su papel. Yo nunca he asistido a una impertinencia política de la Secretaría de Estado”, comentó.
“La Secretaría de Estado es una multinacional de la inteligencia”, dijo al referirse a su red de nunciaturas, parroquias y comunidades en todo el mundo.
Respecto a la situación actual de Colombia, los acuerdos de paz firmados en Cartagena el 26 de septiembre de 2016 pidieron a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia deponer las armas.
Después de cuatro años de diálogos en Cuba entre el gobierno de Santos y las FARC, la guerrilla más antigua de América Latina, en febrero de 2017 se aprobó el proyecto de Ley en el Congreso para implementar esos acuerdos de paz de La Habana firmados en Cartagena el 26 de septiembre de 2016.
El 27 de junio de 2017, las FARC terminaron la entrega de armas en Mesetas, Meta. La misión de la ONU en Colombia certificó haber recibido 7.132 armas.
En la próxima y última entrega de esta entrevista (2 de 2), el embajador colombiano ante la Santa Sede comentará otros hechos pocos conocidos sobre la organización del viaje a Colombia y explica el contexto real de la frase del Papa “blindar la paz”.