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Toda la alegría colombiana hecha vestimenta para el Papa

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Monica Ibáñez Sarco - Aleteia Colombia - publicado el 30/08/17
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Artesanos colombianos logran acercarle a Francisco las diferentes etnias del país

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El sacerdote Juan David Muriel ha sido el encargado de la preparación litúrgica de cara a la inminente visita del papa Francisco a Colombia y explica a Aleteia cómo ha sido el proceso para que las vestimentas que utilice durante las celebraciones sean al mismo tiempo una verdadera manifestación artística de los pueblos de Colombia.

“Yo pienso que el mundo entero espera de una nación latinoamericana que no sea gris, sino que sea alegre, multicolor, exuberante; es imposible mostrar un país latinoamericano sin color, sin sonido, sin exuberancia, sin sabores, sin ruido, sin vegetación, sin flores, sin fauna. Entonces eso va quedar un poco plasmado en toda la estética de la visita, no solo en la parte de ornamentos sino en toda la estética”, señala.

Hecho en Colombia

Mercedes Salazar y Pilar Castaño fueron las encargadas de la idea de toda la estética de los ornamentos de la visita basándose en la propuesta de diseño que había hecho la agencia de publicidad dirigida por Santiago Coelho.

Y para ello se buscó a artesanos del interior del país que con su trabajo acerquen al altar y al corazón del Papa las diferentes etnias de Colombia.

“Va a tener ornamentos de wuayú, bordadoras de Cartago, las casa de confección de Bogotá e indígenas Putumayo como para que él tuviera muy cerca de su corazón las penas, las esperanzas, las alegrías, las tristezas, la dificultades de estas comunidades que siendo colombianas han sufrido muchísimo por el olvido y la falta de justicia social”, manifiesta Juan David.

 

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El Papa en Colombia

Los símbolos que hablan

En Bogotá se llevará a cabo la primera misa que tiene como tema la paz y la justicia. Los ornamentos serán blancos, los galones serán confeccionados por los wuayú.

“Ese día vamos a tener una representación plástica del ojo de Dios que es una representación de los wuayú de un ojo que mira al universo y genera sabiduría y orienta el cosmos y saca del caos belleza y estética. Serán con colores rosa, azul, dorado y plateado. Y en el templete que se tendrá en Bogotá se manejará el mismo ojo de Dios como en la estructura”, afirma Juan David.

 

 

En la ciudad de Villavicencio se está “trabajando en una sorpresa que aún no se puede desvelar porque tenemos las beatificaciones, pero vamos a usar una férula, un báculo pastoral hechos por los indígenas de Inírida. Se ha buscado que la ornamentación combinara con las nuevas pinturas de los dos Beatos. Y también con flores de Inírida, regaladas por las comunidades indígenas, van a engalanar el altar”.

Para el tercer día en Medellín “los indígenas Putumayo han hecho una alegoría de la Virgen al pie de la cruz, es como la cruz gemada en chaquiras azules y blancas que van cambiando de tono sobre un fondo mariano como una especie de alegoría del misterio de María con el misterio de la encarnación y los mismos diseños de sabiduría y de Dios en las dalmáticas en tonos azules van a recrear fuerte este concepto porque se celebrará a Santa María in Sabatto, aunque sea memoria de Pedro Claver”.

Y finalmente, en Cartagena “será distinto porque es el verde del Tiempo Ordinario, entonces sobre el galón ira la cruz gloriosa de la que salen pájaros y flores. Las bordadoras de Cartago nos regalarán mucha belleza ese día. Las dalmáticas de los diáconos generaran rombos de los ojos de Dios: amarillos en tonos naranjas y verdes. Ese día el verde llama a la esperanza, llama a la reconciliación con el país y con el planeta”.

 

 “La visita de Pedro es un comienzo”

 Para Juan David la experiencia de este trabajo ha sido enriquecedora. A través de los viajes ha podido experimentar la alegría de la fe, la esperanza y renovarse en su llamado a la santidad. Este sacerdote, que es doctor de Sagrada Liturgia, ha podido vibrar en estos meses con los conceptos que desde hace varios años ha venido trabajando en la academia, pero hoy ha podido celebrar con la acción litúrgica que produce comunión, unidad.

En sus recorridos por tantos pueblos de Colombia Juan David ha podido mirar las necesidades, las injusticias, la dificultad económica, las regiones pobres del país.

“Debemos sentirnos desafiados por esta visita para que haya un posterior; la visita trae la siembra y esa siembra habla de que la visita no lo es todo ni es una meta, es como un comienzo”, concluyó.

 

 

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