El clamor es que Santiago Maldonado aparezca
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Un joven que hace un mes no aparece mantiene en vilo a una parte importante de la opinión pública argentina. Se trata de Santiago Maldonado, un joven artesano y tatuador que habría desaparecido mientras apoyaba una manifestación de un grupo mapuche en la provincia de Chubut.
La búsqueda de Maldonado se da en el marco de numerosas polémicas, como la propuesta del sindicato docente CTERA de que sus afiliados concienticen con niños de escuelas públicas sobre la búsqueda del joven dando por sentado que la responsabilidad de su desaparición es de la Gendarmería y de las Fuerzas del Estado.
Es que una de las hipótesis que se manejan en torno a su desaparición, la más difundida principalmente desde organismos opositores, tiene que ver con que la Gendarmería Nacional lo capturó durante la liberación de un corte de ruta en el que se reclamaba por la liberación de un líder de la RAM (Resistencia Ancestral Mapuche). Pero la tesis, para la justicia, aún no fue probada fehacientemente.
Pero independientemente de la expresión política desde la que se lo busque, o la aprobación o el rechazo a los métodos de manifestación mapuche con los que el joven aparentemente comulgaba, la coincidencia de todos tiene que ver con el pedido de que el joven aparezca. Ese ha sido el clamor insistente de la Iglesia en distintas circunstancias durante este mes.
Monseñor Esteban Laxague, obispo de Viedma, lo tuvo presente en la fiesta por el nacimiento y el recuerdo de la beatificación del beato Ceferino Namuncurá, en Chimpay, Río Negro. También se ha sumado a los pedidos por su aparición Jorge Lugones, un obispo oriundo de la misma ciudad que Maldonado, 25 de mayo.
“Pedimos y suplicamos tener noticias ciertas, no mediáticas, no una manipulación de la información, sino respuestas coherentes de los responsables”, instó monseñor Jorge Lugones, obispo de Lomas de Zamora.
También el obispo-prelado de Esquel, monseñor José Slaby, que apoyó los reclamos pacíficos de los pueblos mapuches, aunque cuestionó el uso de la violencia como solución a los problemas, como reivindica el grupo radical Resistencia Ancestral Mapuche, cuestionado incluso por algunos miembros de la misma comunidad.
“El pueblo mapuche que vive aquí es un pueblo trabajador y además quiere disfrutar de la riqueza que tiene esta tierra. Lamentablemente, este tema de la desaparición de Santiago hace que la cuestión de la tenencia de sus tierras pase a un segundo plano”, expresó Slaby.
La Comisión Nacional de Justicia y Paz, que funciona en la órbita de la Conferencia Episcopal, también insistió en los compromisos para dar con él, y pidió deslindar “cualquier juicio de valor sobre las actividades que Santiago desarrollaba en el Sur, del hecho concreto de su desaparición (…) La resolución de este caso es independiente del repudio que merecen todas las formas de violencia”. Y a un mes de su aniversario, el Obispo de Merlo-Moreno celebrará una Misa pidiendo por información y su aparición.
Interpol se ha sumado a la búsqueda del joven, y recientemente ayudó a descartar que haya aparecido en Chile, país que frecuentaba Maldonado. Organismos internacionales han solicitado al Estado rigurosidad en la investigación. El clamor hoy, independientemente de la voluntad política con la que, como ha expresado la Iglesia, lamentablemente se utiliza el caso, es uno: que Santiago Maldonado aparezca.