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Cómo ser elegante

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Luz Ivonne Ream - publicado el 10/09/17
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Definitivamente, la elegancia es un sello personal, es un distintivo que no compete solo al mundo de las mujeres.

Para estar bien presentados en toda ocasión se requiere tener el gusto educado y sensible. Es decir, tener finura y distinción, garbo y porte, un gusto original y atractivo, elegante -nunca vulgar- de modo que las prendas que usemos resalten de una manera encantadora y a la vez sutil, delicada y fina, nuestros atributos personales. Que tapen más y descubran menos. Con esto me refiero a que una vestimenta que nos haga mostrar de más nuestras características -femeninas o masculinas- difícilmente nos ayudará a lucir elegantes. Viste vulgar y solo verán el vestido. “Viste elegante y verán a la mujer”. (Coco Chanel)

El 83% de lo que nosotros percibimos es a través del ojo, del sentido de la vista. Sentido que nos ayudará a la hora de elegir qué vestir, cómo nos combinamos, qué tonos quedan a nuestra piel, qué tipo de ropa queda a nuestra forma de cuerpo, a nuestro color de ojo, ceja y cabello, qué accesorios nos van, etc. Por otro lado, el famoso “escaneo” -percepción de la persona que tenemos en frente- solo lleva 3 segundos. Por lo mismo, es importante que tomemos en cuenta que, con nuestro estilo e imagen, con nuestra manera de vestir y portar las prendas y con el tipo de vestimenta que usamos mandamos mensajes, comunicamos al exterior cómo está nuestro interior, nos proyectamos. Es por eso por lo que es tan importante empeñarnos en siempre lucir bien de acuerdo con nuestra edad y estilo de vida.

“La gente va a mirar… Haz que valga la pena.” (Harry Winston)

Lourdes Rosales, experta en imagen, nos comparte algunos códigos de vestimenta que vale la pena seguir para estar ad hoc en toda ocasión o evento.

  • Atuendo deportivo. Zapato tenis que se vea limpio, calceta blanca, pants -no licras o leggins-, chamarra o sudadera, playera. Aquí hay que tener mucho cuidado porque estar vestido con este tipo de ropa no significa que hay que vernos haraposos o andrajosos. Que sea un atuendo deportivo que no nos haga ver sucios y descuidados. Al contrario, bañados, peinados, oliendo a limpio. Las mujeres con un arete discreto y maquillaje muy suave. Algo de rímel, rubor y brillo labial. ¡Siempre femeninas!
  • Atuendo casual. Pantalón de mezclilla. Hay mucha variedad de estos pantalones y hay que saber dónde y cómo portarlos porque de por sí, su tipo de tela -sobre todo, la que viene deshilada o rota- denota informalidad y descuido. El pantalón recto es el que mejor calza y estiliza el cuerpo, tanto de hombres como de mujeres. Si elegimos vestir de mezclilla, como es tan informal hay que cuidar y resaltar el cuadro que va del diagrama de nuestro cuerpo hacia nuestra cabeza. Es decir, cuidar el arreglo de nuestro cabello, hombros, busto, mangas, accesorios, etc. Cuidar todo aquello que nos ayudará a lucir elegantes, aunque andemos de mezclilla. Leggins de mezclilla o de cualquier otro material, ¡no, por favor! Yo creo que esos “pantaloncitos” los inventó alguien que no quería nada a las mujeres porque de verdad a ninguna nos hacen buena figura, no nos favorecen.
  • Atuendo semi casual. Vestido o falda que nos den un aspecto femenino. Tomemos ventaja de que ahora la moda ya no está tan estructurada y hay que atrevernos a combinar y a romper para vernos versátiles. Eso sí, no hay que llevar más 7 texturas en el atuendo.
  • Atuendo formal ejecutivo. A nuestro trabajo no podemos llegar de leggins, de rostro lavado, con el cabello escurriendo de agua o casi con la almohada pegada a la cara. El lugar de trabajo, nuestro jefe, compañeros y clientes son respetados también con nuestra manera de vestir, de presentarnos. En este tipo de atuendo hay que llevar el zapato de tacón de tamaño prudente y cerrado, que no mostremos dedos. Sí, a veces podemos usar zapato de piso o “flats”, no sandalia ni chancleta. Sin embargo, este tipo de calzado es el menos favorecedor para la figura, aparte de que no nos ayuda a lucir el atuendo como debiéramos. Es importante evitar los escotes pronunciados y los hombros descubiertos, siempre cubiertos con algún saco, suéter de cachemira o bolerito. El corto de la falda no más de 4 dedos arriba de la rodilla. Con esto seguiremos mostrando pierna y con el zapato de tacón la estilizaremos, pero de una forma discreta y apropiada para el ambiente de oficina. El maquillaje debe ser sobrio y discreto. Las uñas de tamaño medio a corto con colores suaves, nada escandalosos por mucho que estén de moda. Todos estos detalles nos van a dar mayor formalidad y mandaremos el mensaje de respeto y liderazgo. Sobre todo, independientemente del puesto que ocupemos en la empresa, somos la imagen de ella. Es por eso por lo que es tan importante que cuidemos nuestra presentación. De hecho, lo ideal sería portar un uniforme que sea de muy buen gusto porque eso denota más estructura en la organización.
  • Atuendo social. De día, no mucho brillo ni negro. Telas y corbatas opacas. El maquillaje es suave y el cabello sencillo. Se aumenta un poco para la hora del cóctel y para la noche, el maquillaje es más dramático y el cabello más elaborado, incluso recogido o chongo. Para la hora del cóctel, -a partir de las 6 de la tarde- el vestido puede ser corto y de color más oscuro, debajo de la rodilla o 4 dedos arriba de esta. O bien, largo hasta el tobillo. Lo podemos combinar con sacos largos o pashminas. Los accesorios son ya más llamativos, distintos de los suaves que usamos de día.
  • Atuendo de noche. Vestido largo ajustado para que se vean tus curvas sin dejar de ser una dama, con escote suave y prudente. El largo que incluso pueda cubrir pies. Hay que elegir colores monocromáticos que nos permitan lucir diferentes -porque casi todas las mujeres eligen el negro de noche- y nos favorezcan. El tacón es tan alto como podamos aguantar para estilizar nuestra figura. Zapato de piso con vestido de noche, ¡no, por favor! Las mujeres más jóvenes pueden usar vestidos cortos de noche. Por mucho que esté de moda, la ropa interior no se muestra, esta debe ser invisible porque no forma parte del atuendo. Los caballeros, traje negro, camisa blanca, mancuernillas y con una corbata que sea el punto focal del atuendo, que resalte. O bien, un frac que es el traje de corte pingüino con camisa corte paloma, con un moño en blanco.

Para ser elegantes no es necesario vestir con prendas costosísimas o tener un guardarropa de tal o cual marca, sino tener uno que sea “inteligente”, versátil y atemporal, clásico. Es decir, variado y que no pase de moda con cada temporada.

 

 

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