“Me abruma que Dios haya escuchado nuestras oraciones”, ha afirmado el obispo de Marawi (Filipinas), cuyo vicario general fue secuestrado el 23 de mayo por islamistas del grupo Maute, vinculado al Estado Islámico
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El sábado por la noche, miembros de las fuerzas de seguridad filipinas rescataron al padre Teresito Chito Suganob, vicario general de la prelatura de Marawi. El sacerdote ha permanecido casi durante cuatro meses en manos del grupo islamista filipino Maute, vinculado con el Estado Islámico.
Según la información disponible, el padre Suganob y otro rehén, un profesor, fueron descubiertos en los alrededores de una mezquita que las fuerzas del Gobierno habían arrebatado a los islamistas unas horas antes. Seguramente lograron escapar mientras los combatientes intentaban repeler la ofensiva gubernamental. El ejército filipino no ha aportado más información, pues todavía sigue la búsqueda de otros rehenes retenidos por Maute en la misma zona.
En su primera comparecencia ante los medios, este lunes, el padre Chito ha afirmado que se siente “físicamente fuerte”, pero ha pedido oraciones por su recuperación. Al sacerdote solo le ha faltado una semana para cumplir cuatro meses en cautiverio, desde que el 23 de mayo él y un grupo de feligreses fueran apresados en la catedral de Marawi. A lo largo de este período, los islamistas le obligaron a grabar un vídeo exigiendo que el Gobierno interrumpiera los ataques aéreos sobre la ciudad.
Dios nos ha escuchado
Esta ciudad de la isla de Mindanao, una zona del sur de Filipinas mayoritariamente musulmana, sufre desde esa fecha los combates entre el grupo islamista Maute, que intentó hacerse con el control de la ciudad, y las fuerzas gubernamentales del país. 360.000 personas se han visto obligadas a abandonar la zona. El presidente filipino Rodrigo Duterte decidió al comienzo de la crisis implantar la ley marcial en la isla. En un primer momento la Iglesia aceptó esta medida, pero ha criticado su prórroga.
Monseñor Edwin de la Peña, responsable de la prelatura de Marawi, se encontraba en Roma cuando se produjo la liberación del padre Chito, precisamente dando una conferencia sobre el conflicto. Durante el viaje de vuelta, ha mostrado su felicidad por las noticia, “independientemente de lo incompletos que sean los detalles” todavía. “Me abruma que Dios haya escuchado nuestras oraciones”.
María Martínez López