Los buenos modales en Internet de esta señora de 86 años te harán sonreír
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Es una de las primeras lecciones que los niños aprenden en la vida: el poder de las palabras mágicas “por favor” y “gracias”. Pero, a medida que crecemos y las utilizamos diariamente, éstas pueden empezar a parecer un poco superficiales – ¿estamos verdaderamente agradecidos por el 80º mail de un compañero de trabajo? ¿Estamos realmente agradecidos cuando decimos por favor cuando terminamos nuestro pedido en un restaurante? Tal vez no.
Como resultado, muchas veces olvidamos el poder de estas pequeñas gentilezas. Y tal vez hasta nos olvidamos de añadir ese rápido “por favor”, especialmente en un mundo que se mueve a la velocidad de los mensajes de texto. La simple elegancia social está cada vez más distante en nuestros días.
La semana pasada, cuando la señora británica de 86 años, May Ashworth, hizo una búsqueda increíblemente educada en su navegador de Google, causó una pequeña onda de cortesía, placer y gratitud en Internet.
El nieto de la Sra. Ashworth, Ben, descubrió su búsqueda cuando fue a visitarla. La abuela, al querer una conversión de un número romano a un número arábigo, escribió: “Por favor, tradúzcame estos números romanos MCMXCVIII, gracias”. La octogenaria creía que su búsqueda en Internet estaba siendo enviada a una persona real en la sede de Google. Al parecerle divertido, Ben sacó una foto de la pantalla de su computadora y tuiteó su educado pedido.
A cambio, Google UK agradeció a Ben diciendo: “En un mundo de billones de búsquedas, la suya nos hizo sonreír. Ah, y la respuesta es 1998”, añadió. “Gracias”. Y la cuenta oficial de Google en Twitter envió su propio tweet: “Querida abuela, no es necesario agradecernos (y puso un emoticono sonriente)
Ella hizo que los lectores de todo el mundo sonrieran y nos recordó que, incluso en un mundo de tecnología rápida, las buenas costumbres siguen un largo camino. Especialmente cuando lamentamos la creciente falta de educación de otros – cuando las personas pasan sin agradecerte mientras tú les detienes la puerta, o cuando nuestros propios hijos no nos agradecen por sus comidas o por la ropa limpia. Los agradecimientos no hacen los titulares de las noticias de todos los días, pero hacen la diferencia.
Entonces quien sabe y hoy, para homenajear a la Sra. Ashworth, todos nos volvemos un poquito más gentiles.
Este artículo ha sido originamente publicado en la edición portuguesa de Aleteia.