La Virgen se apareció a una laica madre de familia, y le pidió que buscase una imagen de ella que había sido bendecida por un Papa y estaba olvidada
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
Terminó la edición 2017 de la Fiesta en honor a Nuestra Señora del Rosario, celebrada en San Nicolás de los Arroyos, Argentina, cada 25 de septiembre. La fecha tiene que ver con el acontecimiento mariano que comenzó a vivirse ese día de 1983, y hoy convoca a peregrinos llegados de toda la Argentina y la región hasta la vera del río Paraná.
Durante la vigilia, como suele ocurrir, se vivió uno de los momentos más intensos, esperando el minuto 1 del día de la virgen. Conmovió de noche ver el santuario con su imponente cúpula de 24 metros de diámetro iluminada, terminada con la colaboración de miles de fieles peregrinos durante todo este tiempo.
Conmovió la emoción del Obispo Hugo Santiago, que por primera vez encabezó estos festejos. Pero nada conmovió como verla pasar a María, con su niño en brazos y su rosario colgando, acaparando todos los focos y todas las luces y todos los flashes de los celulares ante aplausos, vítores, besos acariciados por lágrimas, o simples saludos con la mano, como también se recibió la imagen de San Nicolás, el santo obispo que da nombre a la diócesis y que por los pagos argentinos fundió su nombre para siempre con Nuestra Señora del Rosario.
La emoción se repitió durante todo el 25, que pese a ser un día lunes laboral para los argentinos, hicieron todo lo posible para poder pasar a saludar a la virgen y con devoción arrodillarse bajo sus pies para agradecer, pedir, o simplemente decirle a su Madre “Aquí estoy”.
En su primera Eucaristía celebrada un 25 de septiembre en esta Fiesta, el Obispo recitó una bella oración que aquí transcribimos:
María del Rosario de San Nicolás, Madre de Dios y Madre nuestra Mira este mundo sin amor, mira tantos hijos que inocentemente padecen la orfandad por distintos motivos
Mira este mundo donde el egoísmo crea marginación y abandono
Donde la indiferencia parece globalizarse
Madre, enséñanos a amar, a ver en el otro la imagen de tu hijo Jesucristo A considerar al otro como uno que me pertenece
A valorar los talentos del otro como un don para mi
A dar lugar al hermano, a escucharlo de verdad
Danos un corazón misericordioso como el de tu hijo
Danos de tu ternura, que es un reflejo de la ternura de Dios
y es remedio de nuestra orfandad
Madre del Rosario de San Nicolas, gracias por reunirnos como familia, Gracias por tu alegría materna
Gracias por hacerte cargo de todo lo que te traemos
y gracias por el consuelo que nos das.
El origen de la devoción
En 1983, varios rosarios en varias casas de esta ciudad se iluminaron misteriosamente. El 25 de septiembre, mientras rezaba ante este extraño acontecimiento, la Virgen se le habría aparecido a una laica madre de familia, y le pidió que buscase una imagen de ella que había sido bendecida por un Papa y estaba olvidada. Una imagen de esas características fue encontrada en el catedral de la diócesis, y era una Virgen del Rosario.
A partir de ese momento, con el apoyo de los sucesivos Obispos y el acompañamiento de cientos de miles de peregrinos que año a año han ido conmoviéndose con esta imagen de María, y difundiendo su devoción, se ha erigido un santuario propio para Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás, que se terminó de erigir en 2014 en el popularmente conocido como “el campito”.