Científicos chilenos y el desarrollo de un tipo de plástico a partir de bacterias y aceite
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“Como este biopolímero está hecho de una bacteria, cuando tú lo colocas en el suelo hay otras bacterias que se la pueden comer fácilmente. Si entierras una bolsa de este material, en tres o cuatro meses ya no existe”.
Con estas palabras el científico chileno Ignacio Poblete, del laboratorio de Biosistemas del CBIB de la Universidad Andrés Bello, intentó presentar los beneficios de una iniciativa que busca repensar y dar sustentabilidad a los plásticos del futuro.
Es que gracias a un trabajo publicado en la revista Nature se le dio mayor difusión a una idea de desarrollo de “biopolímeros, un tipo de plástico a partir de bacterias que conviven con nosotros”, describe La Hora, que reproduce el hallazgo de estos chilenos
En ese sentido, el proceso para lograr este producto tiene que ver con la ruptura de la membrana de la bacteria luego de una “alimentación” específica y que tiene como resultado final un tipo de plástico que “no es muy duro ni complejo”.
Por ejemplo, las bolsas de residuos se podrían elaborar a partir de este desarrollo.
“Hoy en día se utiliza para varias cosas, por ejemplo, en el caso de las fracturas y dependiendo del espesor y el tipo, el cuerpo lo degrada a través del trabajo de las enzimas. Es totalmente inocuo, certificado como inocuo”, agregó.
Por otro lado, el científico también reconoció que la investigación ha presentado diversos desafíos, entre ellos saber cuál sería específicamente la “comida” para las bacterias, por lo que se pensó en primera instancia en el glicerol. Sin embargo, el tema de costos ha generado el estudio de alternativas, entre ellas el uso de aceite vegetal desechado por la industria y que podría ser reciclado, prosigue La Hora.
Sin dudas encontrar alternativas al plástico tradicional para el cuidado de la casa común es más que importante y urgente, pues la presencia de este material en los mares y océanos se ha transformado en uno de sus principales contaminantes.
Ojalá las ecuaciones económicas y de productividad cedan lugar a favor del bien común para que seamos auténticos custodios de la creación a través de iniciativas más amigables como la hasta aquí presentada.
Con información en base a La Hora