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Cura con agua fría: el sorprendente método del padre Kneipp

HOMME QUI VA PLONGER DANS UNE MER GLACEE
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Axelle Le Pomellec - publicado el 11/10/17
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¿Y si el agua fría pudiese curar? Apodado el “médico del agua”, el padre Kneipp ha demostrado el poder curativo del agua. Este poder constituye el pilar más importante de la filosofía sobre salud que desarrolló a finales del siglo XIX y que sigue siendo hoy en día un ejemplo de medicina natural.

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“El agua es mi mejor amiga y lo seguirá siendo hasta mi muerte”, manifestó Sebastian Kneipp (1821 – 1897). Hay que reconocer que este bávaro, sacerdote católico, naturópata y fitoterapeuta le debía muchísimo.

Con 25 años enfermó de una tuberculosis incurable. Conforme su estado de salud empeoraba, un día descubrió los estudios del doctor J. H. Hahn, el primer hidrópata alemán (1696 – 1773), y le impresionaron fuertemente.

Sin nada que perder, decidió probar la experiencia y decidió sumergirse en las aguas frías del Danubio, para después realizar una breve carrera. Repitió estos baños de corta duración durante los días siguientes y los completó con baños parciales y afusiones, un medio terapéutico que consiste en verter agua sobre una parte del cuerpo.

En seguida entraba en calor con la carrera. ¡Si se apuraba por ir a bañarse, más se apuraba por volver a una habitación cálida!

El método del padre Kneipp puede considerarse duro, pero los resultados que provocaron en su cuerpo resultaron asombrosos. Rápidamente, se sintió fortalecido y su estado de salud no paró de mejorar hasta su completa recuperación.

Prevenir y curar gracias al agua fría

El padre Kneipp profundizó en los conocimientos acerca de los beneficios del agua. Su objetivo era restablecer el orden en el cuerpo y fortalecerlo para combatir la enfermedad.

El principio de acción es simple: la contracción temporal de los vasos sanguíneos durante el contacto con el agua fría seguida de la dilatación estimula el torrente sanguíneo en todo el cuerpo. Este mecanismo ayuda a las defensas naturales, estimula el sistema nervioso y el metabolismo y revitaliza el organismo.

Si se realiza con regularidad, la hidroterapia protege el sistema inmunitario a largo plazo y ayuda al cuerpo a activar su capacidad de curación.

Mediante la experimentación consigo mismo, perfeccionó su método de curación y comenzó a aplicarlo en sus pacientes.

Los buenos resultados obtenidos lo convirtieron en alguien famoso, pero también atrajeron la animadversión de los médicos y farmacéuticos que mantenían una actitud reticente por el hecho de que tratara rápida y gratuitamente a sus pacientes. Algunos días llegaba a tener unos 150 pacientes, e incluso llegaría a curar al propio papa León XIII.

Los cinco pilares del método Kneipp

Convencido de que un estilo de vida en armonía y equilibrio con la naturaleza era indispensable para un bienestar duradero (“la naturaleza es la mejor farmacia”), el padre Kneipp continuó investigando y desarrolló una verdadera filosofía holística sobre la salud. Su método se basa en cinco preceptos de vida indivisibles: el agua, que es el pilar más importante; las plantas; la alimentación, “simple y sana”; el ejercicio físico, regular y sin exceso (“hay que moverse si uno quiere mantenerse saludable”); y el equilibrio interior: “solo obtuve resultados positivos cuando tuve el alma en cuenta”, reconocía.

Alcanzar el equilibrio en estos cinco pilares es la clave para un estilo de vida saludable. Se trata de consejos formulados hace más de 100 años, pero llenos de sentido común y aún actuales.

El agua fría: un método simple, natural y económico

En la actualidad, el método Kneipp es bastante popular en Alemania y Suiza, donde existen diversos centros de curación especializados.

Si bien el padre Kneipp recopiló 130 usos del agua según la enfermedad que se desea sanar en su tratado “Mi cura de agua”, las afusiones (rostro, muslos y rodilla) los baños y los baños de pies permiten tratar en su propia casa algunos problemas del organismo para prevenir o curar y conservar la salud.

No es necesario invertir en equipos costosos: un lavabo, una ducha, una bañera o un cubo son suficientes. Tampoco hay que olvidar un mínimo de constancia porque “todo el mundo desea permanecer saludable y vivir mucho tiempo, pero pocos están preparados para hacer algo por conseguir su objetivo”.

Sebastian Kneipp recomendaba aplicar agua fría (entre 0 y 18 ºC) en las zonas del cuerpo que se deseaba tratar entre dos y tres veces a la semana hasta que la enfermedad desapareciese. No obstante, hay que prestar atención y respetar ciertas precauciones, principalmente localizar las aplicaciones en función del problema (el agua fría descongestiona la zona tratada pero actúa de la misma forma en otras zonas debido a una efecto derivativo), mantener tanto el cuerpo como la estancia cálidos antes de aplicar el agua fría (¡no queremos pillar un resfriado!), no permanecer mucho tiempo en contacto con el agua fría (cuanto más fría, menos debe durar la aplicación), y calentarse rápidamente tras la aplicación. En lugar de secarse con una toalla, el padre recomendaba frotarse con las manos o mover los brazos o los pies. Estos movimientos generan un calor natural y prolongan la reacción del organismo.

Ahora que conocen estas recomendaciones, podrán también probar las afusiones de piernas en caso de piernas cansadas, de estrés o al día siguiente de una noche de fiesta, las afusiones de rostro para hacer desaparecer la migraña y los dolores de cabeza (estas afusiones también reafirman la piel y devuelven la luminosidad al rostro).

Los baños de pies alternando agua caliente y fría facilitan el sueño, mientras que el baño de brazos en agua fría es perfecto para estimular el organismo y resistir la fatiga. Es el equivalente a un café expreso sin cafeína que estimula sin que nos pongamos nerviosos.

 

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