El cariño de millones de personas a la Virgen del Pilar, Reina de la Hispanidad, se expresa especialmente el 12 de octubre, año tras año, con enormes ofrendas florales (como la de la Basílica del Pilar de Zaragoza) e innumerables celebraciones en muchos lugares.
A ella sus hijos le rezan con fe distintas oraciones -de agradecimiento, petición o sencillamente admiración-, como esta, adaptada de un tradicional himno a la Virgen del Pilar:
Virgen Santa, Madre mía
luz hermosa, claro día
que nuestra querida tierra
te dignaste visitar.
Este pueblo que te añora,
de tu amor favor implora
y te aclama y te bendice
abrazado a tu Pilar.
Pilar sagrado, faro esplendente,
rico regalo de caridad.
Pilar bendito, trono de gloria,
tú a la victoria nos llevarás.
Canta, canta
himnos de honor y de alabanza
a la Virgen del Pilar.
Una devoción muy antigua
La devoción a la Virgen del Pilar tiene ya muchos siglos. Viene de la creencia de que María se apareció al apóstol Santiago en el año 40 después de Cristo, en la ciudad de Caesaraugusta (actualmente Zaragoza, en España).
Según la tradición, Santiago Apóstol oyó voces de ángeles que cantaban el Ave María ante la presencia de la Madre de Dios parada sobre una columna, un pilar. De ahí el nombre de esta advocación mariana, la más antigua.
María habría animado a Santiago en su misión y le habría pedido que alrededor de ese pilar se construyera una iglesia.
Por eso él y sus compañeros cristianos le edificaron una capilla de adobe a orillas del río Ebro, que con el tiempo se ha convertido en la actual basílica barroca del Pilar.