Circulan comentarios falsos en torno a la virginidad y a la manera de vivir la sexualidad, especialmente entre las mujeres que se encuentran en el ojo de la tormenta de esta lluvia de mentiras. ¡No te dejes engañar!
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1. A nadie le importa si eres virgen o no
Escuchamos la palabra sexo en todas partes y aunque se habla mucho, ¿cómo puede ser que a nadie le importe tanto? ¡Imposible!
La sexualidad -y sobretodo cómo se vive- es central en la vida de todo ser humano. Si realmente el sexo te importa, no serás la única persona que lo haga. Y si te importa, querrás buscar tener una relación de calidad y por tanto, estar con alguien fuerte que sepa esperar y esté seguro de sí mismo por conocerse y valorarse.
2. La virginidad perjudica a la mujer
Se cree erróneamente que la idea de la virginidad está asociada sólo a las mujeres, o que ha sido una forma de represión hacia ella, como si las mujeres tendrían que liberarse de lo que les conviene.
Precisamente, la virginidad rescata un valor preciado que se guarda para vivirse plenamente. Y esa es una excelente razón para esperar la experiencia positiva que toda mujer merece: llena de un amor profundo y respeto al más alto nivel.
3. La virginidad no es un regalo
El amor es entrega, un don de sí mismo. Sin amor, el sexo se transforma en algo meramente superficial. Si uno no sabe lo que es la virginidad en verdad, nunca podrá entenderla y mucho menos vivirla.
Se dice falsamente que la pregunta más confusa a la que uno se enfrenta en la vida es: ¿estoy listo para tener relaciones sexuales? ¡Esto nunca tiene que ser confuso! Una decisión tan importante tiene que ser clarísima y eso implica tiempo y preparación, como todo lo que queremos dar y que vale la pena.
4. Perder la virginidad no es gran cosa
Unirse sexualmente a otro implica una gran responsabilidad y cada encuentro sexual tiene consecuencias físicas, emocionales, sociales y laborales que exigen una mayor reflexión.
Es algo especial que no se puede vivir a la ligera o con cualquier persona. Un sólo encuentro sexual puede ocasionar heridas innecesarias e incluso cambiar tu vida completamente con un embarazo o una ETS para el resto de tu vida.
5. Perder la virginidad implica protegerse del otro
La visión del sexo sin la seguridad y la paz del vínculo matrimonial, le quita todo el romanticismo.
En vez de hacer el amor, uno se prepara para la guerra: dispositivos, inyecciones, químicos o condones se usan para “protegerse” del otro, aun cuando estos no sean efectivos para evitar un embarazo o contagiarse enfermedades.
El sexo no está pensado para dividir a las personas ni para perjudicar su salud o exponerlas a experiencias de preocupación o temor, sino para vivirse plenamente, sanamente y responsablemente en un contexto de entrega sin barreras.