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Santa María Goretti fue una joven italiana canonizada por haber muerto mártir a sólo 12 años por conservar su pureza.
Su familia, cristiana y muy humilde, vivía de la práctica de la agricultura en una pequeña propiedad que poseía en su localidad natal.
Su padre murió víctima de la malaria y María tuvo que trabajar en las tareas agrícolas y domésticas para ayudar a su madre en el mantenimiento de sus cuatro hermanos.
En la misma finca donde vivía la familia Goretti trabajaba Alessandro Serenelli, de veinte años de edad, quien se enamoró de María.
Serenelli, a causa de lecturas impuras, se dedicó a buscar a María haciéndole propuestas que la santa rechazaba.
Sintiéndose despreciado y cansado de los rechazos de María, un día Alessandro la sorprendió sola e intentó abusar sexualmente de ella.
Pero María le opuso resistencia y trató de hacerlo razonar advirtiéndole que lo que intentaba era pecado y que prefería siempre morir antes de ofender a Dios.
Enfurecido Alessandro la apuñaló salvajemente once veces con una lima a la que había dado forma de cuchilla hiriéndola de muerte.
María Goretti falleció en un hospital al otro día, tras perdonar a su asesino e invocar a la Virgen. Era el 5 de julio de 1902.
Fue beatificada en 1947 y declarada santa tres años después por el papa Pío XII.
En la canonización estuvo presente su asesino, después de haber descontado 30 años de cárcel por el asesinato, arrepentido y convertido a la religión católica.
Una biografía de Maria Goretti, recuerda un almuerzo muy simple y humilde cocinado por la santita adolescente:
Y esta es la receta que te proponemos hoy:
Ingredientes:
320gr de spaghetti
250 gr de cebollas
6 dientes de ajo
1 pequeño ají picante seco
2 cucharadas de pan rallado
1 vaso de vino blanco
Aceite de oliva
Sal
Preparación:
Cortar finamente la cebolla y el ajo. En un sartén poner a calentar el aceite y agregar la cebolla, el ajo y el ají, fritándolos por 5 minutos. Agregar el vino blanco regular todo con sal y dejar cocinar por 20 minutos a fuego muy bajo, si es necesario agregar un poco de agua caliente de la pasta para que no quede muy seco. Colar la pasta al dente y agregarla al sartén con la salsa, adicionar el pan rallado, dejar cocinar por un minuto y servir, con algunas hojitas de perejil y si se prefiere queso pecorino rallado.
Maria “la pequeña y dulce mártir de la pureza”, como la llamó Pío XII, es hasta hoy un ejemplo para todo joven que procura reafirmar con claridad la pureza de su corazón y de su cuerpo.