Motana Brown, una mujer estadounidense de 24 años de edad, lleva algunas semanas ejerciendo la enfermería en el hospital donde se curó del grave cáncer que sufrió en su infancia.
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Motana tenía solamente 2 años cuando le diagnosticaron rabdomiosarcoma, una forma de tumor que se origina en las células musculares y que afecta con más frecuencia a pacientes jóvenes. Entonces se sometió a quimioterapia en el centro médico de Aflac en Atlanta.
Motana entró en remisión, pero tuvo una recaída con 15 años y fue necesaria una nueva hospitalización. Una parte de su vida que fue particularmente dolorosa, difícil de superar y que le obligó a poner en suspenso su naciente carrera como porrista.
Una experiencia beneficiosa para todos los pacientes
Muchos años después de su primera estancia en el hospital, nació en su mente la idea de formar parte del equipo médico de Aflac. “Cuando tenía 10 u 11 años de edad, empecé a reflexionar sobre lo que me gustaría hacer cuando creciera”, afirmó, antes de añadir: “Quería usar mi historia personal para ayudar a los enfermos ofreciéndoles mi apoyo”.
Después de terminar sus estudios, Motana Brown se convirtió en enfermera de oncología pediátrica. “Se graduó de la Universidad de Augusta en 2016”, precisa Caroline Rooke, responsable de enfermería de Aflac Atlanta. Según ella, el pasado de Motana como antigua paciente sigue siendo una ventaja inestimable para la práctica diaria de sus funciones: “Al contratarla, sabíamos que su experiencia sería beneficiosa para nuestros pacientes actuales”.