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El cura constructor de iglesias que le cambió la cara a una ciudad boliviana

SEBASTIAN OBERMAIER
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Pablo Cesio - Aleteia Bolivia - publicado el 25/10/17
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“Médico, arquitecto y obrero sin haber estudiado ninguno de estos oficios”

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Domingo de Ramos. El Alto (La Paz), una de las ciudades más altas del mundo ubicadas a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar. Verlo sobre el lomo de un burro durante el día que que da comienzo a la Semana Santa tal vez se haya convertido en una de las imágenes más recordada de Sebastián Obermaier, un cura alemán que dejó un legado imborrable en Bolivia.

Pero también era sorprendente verlo al lado de la gente, celebrando misas al aire libre o incluso repleto de animales cuando llegaba el Día de San Roque. Obermaier falleció en el año 2016, pero recientemente se confirmó que su obra seguirá vigente más que nunca.

¿Quién era este hombre y porqué dejó una huella tan fuerte en Bolivia? Obermaier nació en el año 1934 en plena Alemania nazi. Pero fue recién en 1949, luego de la Segunda Guerra Mundial, y gracias a la influencia de la fe católica de su familia, cuando decidió ingresar al seminario para ser sacerdote.

De ahí en más comenzó un fuerte periplo que lo transportó a Venezuela y que lo terminó llevando a Bolivia, más específicamente a la ciudad de El Alto. Fue ahí donde a lo largo de más de 30 años ha estado desarrollando una labor que ha dejado una marca profunda en su gente y en la ciudad. Incluso, como gesto de cercanía, rápidamente aprendió la lengua aymara para poder tener mejor comunicación con los lugareños.

Su obra quizás más emblemática es la Fundación Cuerpo de Cristo con enorme influencia tanto religiosa como social con un trabajo dirigido a jóvenes, niños y ancianos.  También se manifestó, por ejemplo, con la Casa del Niño, Formación técnica laboral, Centro de Adultos Mayores, Telemaratón por la sonrisa de un niño alteño, entre otros, reproduce El Diario.

Pero este sacerdote también se destacó por ser un gran constructor de Iglesias y de alguna manera quien le diera impulso al avance de la Iglesia católica en esa famosa ciudad boliviana. Se calcula que fueron más de 50 los templos que construyó en la ciudad alteña y que le dieron al lugar un toque característico a través de sus coloridos y diseños.

“No hay ciudadano que llegue desde cualquier punto de Bolivia que al ver los templos diga: estas son las torres del P. Sebastián”, manifestó Remigio López, vecino de Villa Adela, quien da a conocer que las obras del párroco son muy conocidas a nivel nacional y que en Alemania lo apodaron como “Sebastián Torres”, reproduce Iglesia Viva en base a la Agencia Veritas cuando hace un tiempo recordó su legado, que también se hizo palpable en la educación.

En ese sentido, gracias a su fórmula un “templo, una escuela” fue posible en el lugar el desarrollo de varios centros educativos.  Pero su legado más importante, en realidad, es el que ha tocado el corazón de la gente. Gracias a sus proyectos sociales este cura ha logrado sensibilizar a varios sectores y hasta el día de hoy solo restan palabras de agradecimiento de parte de los más vulnerables.

Su obra seguirá vigente

La obra de este hombre seguirá vigente gracias a recientes convenios firmados entre la Fundación Cuerpo de Cristo y la Feria Internacional de La Paz (FIPAZ) gracias a lo cual se “socializarán algunos aspectos de la obra del padre Obermaier y se promocione la Telemaratón”, recuerda El Diario.

Precisamente, “Telemaratón por la sonrisa de un niño alteño” ha sido otro de esos legados con el objetivo de recaudar dinero para que los niños tengan un juguete en Navidad.

Es por ello que a partir de ahora será posible ver a muchos voluntarios colaborando con la causa para seguir viendo en la sonrisa de los niños a este hombre que logró cambiarle la cara a la famosa ciudad boliviana, pero no solamente desde el punto de vista arquitectónico, sino también social y solidario.

En tanto, tal vez una de las definiciones más importantes para retratar a este hombre es la utilizada por el periodista Édgar Toro Lanza, recuerda un reportaje de El País de Madrid, quien señaló que Obermair “fue médico, arquitecto y obrero sin haber estudiado ninguno de estos oficios”.

 

Con información de El Diario, El País e Iglesia Viva

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