La llamada Dama de la Muerte iguala a pobres y ricos
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Estos esqueletos femeninos con suntuosa ropa colonial y elaborados detalles ornamentales se han convertido no sólo en un símbolo de los mexicanos y del Día de los Muertos, sino hasta en un estampado de moda que ha invadido franelas, bolsos, cojines, entre otras piezas sin importar la época del año.
Lo curioso es que su origen no tuvo nada que ver con la celebración de la vida de los difuntos y, aunque muchos crean que fueron ideadas por el famoso muralista Diego Rivera, en realidad fue otro artista y lo hizo con la intención de hacer una crítica social.
Su nombre era José Guadalupe Posada y se especializaba en grabados. Varios periódicos independientes lo contrataban para hacer “caricaturas” para denunciar la desigualdad, corrupción, represión e injusticia que se vivía durante los gobiernos de Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz (este último, famoso por sus estrafalarios gustos y obsesión por todo lo que viniera de Europa, que ya verán porque les digo esto).
Posada creó estas calaveras hace 107 años (según historiadores, inspirado en la mitología azteca, particularmente en Mictecacihuatl, diosa de la muerte y el inframundo) porque, para él, “la muerte es democrática, ya que a fin de cuentas, güera, morena, rica o pobre, toda la gente acaba siendo calavera”.
Sin embargo, él no las llamó Catrinas sino “Las Calaveras Garbanceras”, ya que hacía referencia a las indígenas mexicanas que trabajaban para las familias europeas pudientes y renegaban del maíz por preferir los garbanzos (o aquellos locales que dejaron de venderlo para comercializar el grano europeo) o a quienes veían con desdén su cultura tradicional y raíces, pretendiendo ser algo que no eran (ya entienden por qué también les dije lo de Porfirio Díaz).
Posada fue de gran influencia para artistas posteriores, incluido Diego Rivera, quien incluyó a una “Garbancera” (y a Posada de su lado izquierdo, ofreciéndole el brazo) en su famoso mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, pero dándole su toque personal. Por ejemplo, Posada nunca dibujó el cuerpo a estas calaveras, sólo la cabeza con grandes sombreros, fue Rivera quien lo hizo y decidió colocarse esos vestidos coloniales suntuosos, joyas, plumas y demás accesorios para ridiculizar la figura aún más, haciendo alusión tanto a ricos corruptos como a pobres dándoselas de millonarios.
Asimismo, fue el esposo de Frida Kahlo quien las bautizó “Catrinas”, que es el femenino de “Catrín”, que hace alusión a un hombre elegante y bien vestido.
Actualmente, la Catrina sigue siendo un símbolo muy popular de la cultura mexicana y se ha expandido a muchos países. Aunque no todos conocen su origen social exacto, siguen dotándola de un fuerte significado, mayormente, la celebración de la antigua y nueva vida de los que ya hoy son santos difuntos.