La inutilidad de las políticas anti-inmigrantes de México y los Estados Unidos
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Desde hace siete años, el Albergue de la Sagrada Familia en Apizaco (Tlaxcala, en el centro de México) es un oasis en la llamada “Ruta de la muerte” de los migrantes centroamericanos en tránsito por México y de camino a Estados Unidos.
Se trata de uno de los más importantes albergues en el camino de “La Bestia”, el tristemente célebre tren en el que cientos, miles de migrantes centroamericanos viajan desde la frontera sur de México hasta los límites con Estados Unidos, exponiendo su vida a cada paso.
Por ello, al rezar en el albergue y encontrarse con los migrantes y con los voluntarios que trabajan en este centro de acogida, el obispo de Tlaxcala, Julio César Salcedo exigió a las autoridades mexicanas, tanto locales como federales, “respetar con dignidad la libre circulación de la población migrante”.
Darle nombre y derechos a los migrantes
A cinco años de operar a lo largo de la ruta migratoria en México, la organización Médicos Sin Fronteras (MSF) publicó a mediados de este año un informe con resultados “demoledores” sobre los peligros que corren los centroamericanos indocumentados en su tránsito por México.
En el estudio de MSF se muestra que siete de cada diez pacientes que fueron entrevistados por el personal de esta institución entre 2015 y 2016 padecieron de por lo menos un evento violento durante su travesía por el país y casi una tercera parte de las mujeres fueron víctimas de abusos sexuales, ya sean violaciones, agresiones o desnudez forzada.
Por otro lado, el número de migrantes muertos o desaparecidos en la frontera de Estados Unidos con México en lo que va de este año suma 231, lo que representa un aumento de 38 por ciento con respecto al mismo periodo en 2016, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Con esa información de fondo, el obispo de Tlaxcala, tras acercarse a las vías por donde pasa “La Bestia” y orar con los migrantes, por ellos y por sus familias, leyó un pasaje del Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2018, en el que se hace claro que “es responsabilidad de la población asumir el papel de generosidad y protección de los viajeros de otros países (…) “Los migrantes deben ser hospedados en el país que decidan vivir, mientras que el gobierno debe poner en marcha programas adecuados para ello”, dice el Pontífice.
Un albergue para todos
El centro de acogida de Tlaxcala fue fundado por el padre Ramiro Zárate y ha sido animado por el padre Elías Dávila, actualmente responsable de la “La Sagrada Familia”. Este último dijo, en el marco del VII Aniversario, que desde enero de este año se ha acogido a 3.789 personas, de las cuales 90 por ciento son hondureños, según ha informado el portal “Cuarto de Guerra” de Tlaxcala.
La cifra es significativa porque son casi el 50 por ciento menos que en 2016, cuando fueron hospedadas siete mil personas en este mismo período de tiempo. Esto se produce porque han aumentado significativamente las detenciones y deportaciones de México hacia los países centroamericanos, superando, incluso, las deportaciones de Estados Unidos. También por las restricciones a viajar en “La Bestia” y por la necesidad que han tenido los migrantes de encontrar nuevas rutas en tránsito hacia el norte.
Sin embargo, la red de casas de migrantes, sostenida por la Iglesia católica mexicana casi en su totalidad, no cesa en la labor de defensa de la dignidad de estas personas, muchas de las cuales vienen huyendo de situaciones de extrema pobreza o de extrema violencia. En sus siete años de vida, “La Sagrada Familia”, con el apoyo de voluntarios, donadores y estudiantes universitarios, ha podido albergar a más de 30.000 migrantes y refugiados de países de Centroamérica y algunos del propio México.
Un dato importante, aportado por el padre Dávila es que 96 de cada 100 migrantes albergados en “La Sagrada Familia” han intentado cruzar entre una y cinco veces el país (México), lo que da una idea de la desesperación de los migrantes centroamericanos y de la poca efectividad de las políticas anti-inmigrantes elaboradas en conjunto entre Estados Unidos y México.
Con información de “Cuarto de Guerra”