En “Hoja, de Niggle”, Tolkien narra el viaje de un hombre al más allá
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Es conocida la descripción del escritor J.R.R. Tolkien de su El Señor de los Anillos como “una obra fundamentalmente religiosa y católica, al principio inconscientemente, pero muy conscientemente en su revisión”. Aunque pueda ser cierto, escribió un relato breve que supera incluso a El Señor de los Anillos en simbolismo católico.
La historia
Se titula Hoja, de Niggle y sigue a “un pobre hombre llamado Niggle, que tenía que hacer un largo viaje”. Al principio de la historia, Niggle es presentado como un pintor aficionado al que siempre interrumpe su vecino, el señor Parish.
A pesar de lo molesto del señor Parish, Niggle le ayuda con todas sus necesidades. Cierto día, Niggle cae enfermo. Poco después le visita el “Inspector de inmuebles”, un misterioso hombre que alerta a Niggle de que su “viaje” debe comenzar.
Niggle es conducido a una estación de trenes y más tarde se despierta en la enfermería de un asilo. Allí los médicos le dan una medicina amarga, le encargan trabajo: “cavar, carpintería, y pintar de un solo color simples tableros”. Al principio, Niggle se resiste a la monotonía del trabajo, pero luego la acepta y se muestra dispuesto a ayudar en cualquier tarea que recibe.
Así termina ante un “Consejo” o un “Jurado” donde Niggle escucha dos “voces” que hablan sobre él y su destino. Una voz es “severa”, mientras que la otra es “suave”. Después de un largo discurso, se emite un juicio. Niggle es llevado a un campo abierto y, en la distancia, ve un grupo de montañas. Allí encuentra al señor Parish de nuevo y los dos se reconcilian.
Al poco, los dos “vieron a un hombre con pinta de pastor. Se dirigía a ellos por los declives tapizados de hierba que llevaban hacia las Montañas. ‘¿Necesitan un guía?’, preguntó. ‘¿Van a seguir adelante?’”. Ni que decir tiene, Niggle sigue al pastor hacia la nueva región más allá de las montañas.
Descripción excepcional del purgatorio
Aunque hay muchos niveles diferentes en Hoja, de Niggle, está claro que Tolkien está relatando una visión excepcional del purgatorio. Menciona brevemente este aspecto de su historia en una carta, diciendo: “intenté demostrar alegóricamente cómo [la subcreación] podría incorporarse a la Creación en algún plano en mi cuento ‘purgativo’ Hoja, de Niggle”.
Básicamente, Niggle no era perfecto en la tierra, pero debido a su caridad hacia el señor Parish, fue conducido a una especie de purgatorio en el más allá. Allí en la “enfermería”, Niggle es purificado de sus imperfecciones haciendo el trabajo que despreciaba en la tierra.
Luego le visitan dos voces, que a menudo se comparan con la Justicia y la Misericordia. A los ojos de Dios, todos somos vistos con esta doble lente, y según señaló el papa Francisco en una audiencia general, “es precisamente la misericordia de Dios que lleva a cumplimiento la verdadera justicia”.
Por último, Niggle progresa de los dolores del purgatorio a una tierra que limita con el paraíso. Allí conoce al “pastor”, que le invita a una tierra que está (en palabras de C.S. Lewis) “más adentro y más arriba”. Su alma por fin encuentra reposo y Niggle encuentra la satisfacción de todas sus esperanzas y sueños.
Se trata de un hermoso relato que ofrece una perspectiva refrescante del purgatorio, una lectura deliciosa, inspiradora y que invita a la meditación. La historia presenta una visión reconfortante del más allá, nos anima diciéndonos que Dios tiene algo maravilloso preparado para nosotros, incluso si primero debemos ser purificados para alcanzarlo.