Conversación con el literato español sobre Dios, la Iglesia, la sociedad actual, la muerte o las discusiones teológicas…
José Jímenez Lozano (1930) es un periodista y literato español. Ha recibido premios como el Premio Castilla y León de las Letras, el Premio de la Crítica, el Premio Nacional de las Letras Españolas, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes y el Premio Miguel de Cervantes por toda su trayectoria. Ahora acaba de recibir la Medalla “Pro Ecclesia et Pontífice”, el mayor reconocimiento que Papa hace a un seglar por su “fidelidad a la Iglesia y el servicio distinguido a la Comunidad eclesial”
En El Espejo de la Cadena COPE José Jímenez Lozano muestra como ha recibido esta condecoración y muestra su pensamiento sobre muy diversas cuestiones: Dios, la Iglesia, la sociedad actual, la muerte, la transmisión de la fe, el arte, etc, etc…
Una entrevista en la que se muestra la sabiduría de este escritor español que en su literatura siempre ha dejado marcada su inquietud religiosa. Un sabio que a sus 87 años desborda inteligencia y tradición, un lucernario ante los difíciles tiempos que hoy vivimos. Su experiencia va brotando a borbotones en toda la conversación y sus respuestas van ofreciendo pinceladas, magníficas pinceladas de la profundidad de quien observa el mundo desde una visión privilegiada.
Condecoración por su fidelidad a la Iglesia…
Bueno, por su fidelidad… Me parece que no he interrumpido a la conciencia que tenía, nada más.
Y por su servicio a la comunidad…
Eso ya lo encuentro más difícil. Yo no he hecho más que los demás. Alguna cosa se ha ofrecido a la Iglesia, pero nada comparado con las cosas que se hacen en misiones o aquí dentro también. Yo no puedo presumir de esas cosas.
No podemos juzgar a Dios
¿Cómo ha actuado Dios, Cristo en su vida?
Yo no me lo pregunto, porque me parece que a Dios se le pueden hacer pocas preguntas. Acabo de leer la historia de un Catedrático de la Universidad de Viena donde habla de cómo están encerrados en el holocausto, mejor dicho en Auschwitz. Hay alguien que se queja: “¿Dónde está Dios?” y le dicen: “Donde ha estado siempre, aquí también”.
Esto le deja a uno desconcertado. Nosotros nos hemos permitido juzgar. Yo creo que no podemos juzgar. Recibirlo con la obediencia o con la protesta pertinente, como hacía el santo Job. Pero naturalmente sabiendo a quien se habla.
La presencia de Dios ocurre en cada vida. Lo difícil es verla como le pasaba a los discípulos de Emaús…
Bueno…Hay tiempos en la historia. Este es el nuestro, donde lo banal triunfa mucho. Yo no me hago muchas ilusiones sobre las épocas de Cristiandad, ahora bien…no es el desastre de hoy. Desastre, quiero decir, por parte de quien lo hace intencionadamente. Las otras cosas tienen más compresión. Los hombres dejamos mucho que desear. No tengo un concepto especialmente bondadoso. El tiempo del buenismo me gusta poco.
Nadie ha llamado a la realidad de una manera mentirosa como nosotros
Hemos perdido quizá esa capacidad de asombro que otras épocas tenían…
El hombre moderno no se asombra de nada como no sea de una máquina complicada y no sabe que eso es bastante tonto porque la ha hecho el hombre y sabe como funciona. Nos falta el asombro y nos falta también el sentido de la realidad. Ha habido muchas civilizaciones, pero nadie ha llamado a la realidad de una manera mentirosa como nosotros. Ahora se habla así.
Por ejemplo, la Iglesia que ha fundado las Universidades ha enseñado a los chicos del siglo XIII nada menos que no existía la justicia, la prudencia. Existían hombres justos o injustos, hombres prudentes o imprudentes. Hoy no, hoy la gente cree que la señora justicia o la señora libertad esta ahí y viene con fulano…¡Esto es terrible!
Usted ama la Iglesia aún con sus arrugas…
Por supuesto. Eso es natural. Somos hombres y no podemos esperar otra cosa. Si Tácito decía eso de que al corromper y ser corrompidos llamamos el mundo…tenía ya un cierto instinto. En nuestra propia vida…No hay más que mirarnos al espejo. Aquello que decía el Cardenal Newman: “Me he mirado al espejo y me he encontrado cara de monofisita”. Tiene mucha gracia. No sé como es el rostro de un criminal, pero el mío es atroz….la conciencia quería decir.
No hay porqué…eso de exigir a la gente, a todo el mundo, ni a la Iglesia. No se puede exigir la pureza absoluta a nadie.
El amor viene porque la Iglesia es depositaria de la Verdad, de Cristo
Sin duda, eso ya se sabe que es así y por eso lo acepta, claro.
Lo malo es cuando el cristianismo se adapta tanto que no es escándalo
Hablando de la realidad…Acabamos de vivir el Día de Difuntos. Los cristianos afirmamos la resurrección de la carne y la vida eterna. Para una sociedad tan materialista y efímera como la de hoy… es un escándalo.
Muchas cosas son un escándalo y fueron un escándalo en todo tiempo. Ya sabe lo que le dijeron a San Pablo los filósofos griegos. Escándalo quiere decir que no está conforme con las reglas de los demás, no quiere decir otra cosa. Lo malo es cuando el cristianismo se adapta tanto que no es escándalo.
No deberíamos tener miedo a la muerte…
No deberíamos, pero la carne es como es. Esto era un tema que preocupaba mucho a los conversos y a los cristianos amigos suyos en el siglo XIV y XV. Tenían preocupaciones más serias que las nuestras. Claro que no deberíamos pero la naturaleza es otra cosa al mundo de la fe. Tampoco comprendemos las grandes catástrofes…
¿Y cuando no comprendemos algo, como ocurre con estos misterios?
La carne en sentido hebreo no significa tampoco la fisicidad total, significa todo el hombre. Una de las cosas, aunque ganó al final Fray Luis de León (porque tuvo el apoyo papal), la acusación mayor que le hicieron y por lo que pasó una mala temporada era porque negaba la ficisidad de ciertas cosas y dijo que no lo negaba él, que lo negaba el dogma. En la reflexión decimos sea como sea. Lo que no sabemos es cómo…pero la carne es todo.
Y si no lo sabemos…¿cómo afrontarlo? ¿qué podemos hacer?
Ciertamente esto plantea un problema. Lo ha planteado siempre. Parece que (según los que estudian estas cuestiones) el hecho de la Trascendencia propia del Dios hebreo hace que esas preguntas no tengan sentido. Es otro ser que nos ama pero nosotros no sabemos bien cómo.
¡Vaya usted a saber cómo Dios verá estas cosas!
Y para mostrarle este amor, esta presencia de Dios al otro, al propio hermano al que no cree… ¿Hacen falta más testigos, testimonios y menos teólogos?
Sí. Yo no soy teólogo, sino viviendo normalmente. Ha pasado en todos los tiempos. Por ejemplo ahora se habla de labor social de la Iglesia…Juliano, el Emperador, el Apóstata en una carta a sus fieles decía que se fijaran en los discípulos del nazareno que mantienen el doble de pobres que mantienen ellos. Esto siempre ha sido así. No es una cosa que viene de hoy, afortunadamente.
No necesita de muchas cuestiones si se tiene buena fe. Ahora, si se tiene un esquema hecho de antemano…eso ya, para qué vamos a hablar.
¿Una fe más viva, más en el terreno y menos intelectual?
Eso también es un misterio. Hay quien se quejaba de la predicación de Louis Bourdaloue porque le escandalizaba. La gente se santiguaba…¿por qué? Él sabría. Pero tampoco se rebelaban contra ella. Simplemente lo decía y probablemente era un hombre ortodoxísimo. Nosotros somos como somos. Tenemos una individualidad y cuando decimos una palabra o nos quejamos…¡Vaya usted a saber como Dios verá estas cosas! Los juicios humanos sobre estas trascendencias me parece que no tienen sentido.
Papa Francisco nos zarandea con temas que son de actualidad y la vez que son de siempre. Uno de estos temas es la Misericordia de Dios…
Yo creo que esto ha ocurrido siempre. No se puede vivir de otra manera. Si nos exigieran unas cuentas muy justas probablemente iríamos muy mal. Tampoco es para abusar…Sino nadie se salvaría, solo la Virgen. A todos nos han enseñado esto desde pequeños.
¿Y qué sería del ser humano sino existiera esta Misericordia?
Existe. El ser humano puede negarla, pero no quiere decir que no exista. Cuando se dice la muerte de Dios o el asesinato de Dios significa que esta realidad no cuenta en la cultura de élite del momento. No significa otra cosa. No es que se haya muerto ni le vayamos a matar. Esto son facilidades un tanto periodísticas de la filosofía moderna que hay que mirar con un poco más de seriedad.
No existe el escritor-periodista católico
¿Le gusta el calificativo de escritor-periodista católico?
No. Eso no existe. Hubo un Papa que en el siglo IV dijo…estas cosas son de hombres. Se dice, por ejemplo, hay cierto escritor “católico” en Francia que tiene algo más que herejías en sus escritos… Eso no. Nadie puede decir eso.
Escritores católicos son los que escriben sobre el Dogma, sobre San Agustín…cosas así. Otra cosa son católicos en Literatura, como católicos en cirugía…No quiere decir más. No quiere decir que se cuente la vida de una mujer ya sea literatura católica. Eso es cosa muy española…y también fue durante un tiempo francesa. En los demás sitios no.
Lo que si que le gustará es que le califiquen de creador de la exposición “Las Edades del Hombre”…
No es que me guste o me disguste. Lo hicimos lo mejor que pudimos y salió bien. Mejor de lo que pensábamos…de modo que contentos.
Una buena manera de explicar la fe es el arte…
Por si misma la belleza es un atributo divino de modo que no hay que darle muchas vueltas. Apartando los simbolismos, porque los simbolismo son muy traidores. Recuerdo que en cierta iglesia había un especialista intrigado por un galgo. No necesitaba más especialidades. No significa nada. Estos simbolismos los hemos inventado nosotros ahora: Hace 100 años. Antes ni se hablaba ni se sabía lo que era esto. Uno puede ser lo que sea pero simbólico no.
Simplemente se dejaban asombrar…contemplar
Claro. El arte pretende que uno se asombre…Naturalmente.