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¿Vuelta al tiempo entre costuras?

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Adriana Bello - publicado el 08/11/17
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Las costureras, ¿están de regreso o será que nunca se fueron?

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En la época de mi madre, lo más común es que las familias tuvieran su propia costurera, una experta en el arte de coser que no sólo les arreglaba sus piezas, sino que además era capaz, con aguja, hilo y buena técnica, de reproducir un vestido o camisa de una firma famosa si tenían una fiesta o evento importante.

Pero con la revolución de la industria de la moda, la llegada de las colecciones prêt-à-porter y las grandes cadenas fast fashion el panorama cambió y esta noble profesión fue poco a poco quedando relegada a un segundo y oculto plano.

Ahora al comprar un vestido, una falta, una camisa o un pantalón no hay que arriesgarse ni temer que la pieza no quede como una quiera. Ni hay que invertir tiempo en ir en múltiples ocasiones a casa de la costurera a probárselo. Ahora con ir a una tienda basta. La pieza está allí lista, a veces incluso a un mejor precio, y, de paso, encuentras varias tallas para comprobar cual es la que mejor te encaja. A veces la calidad es inferior pero el ahorro del tiempo en esta sociedad tan dinámica parece crucial.

FASHION

WAYHOME Studio – Shutterstock

Por supuesto, esto nos ha convertido en mujeres más consumistas. Si por ejemplo se nos rompe un pantalón, ¿para qué llevarlo a la costurera que tardaría días arreglándolo si por un par de euros o dólares más puedo comprar uno completamente nuevo en una tienda o, mejor aún, a través de Internet? Un pantalón que quizá tampoco dure mucho entrando así en el círculo vicioso del consumo. Elegimos cantidad y practicidad por encima de la calidad y la atención al detalle.

Pero dicen que todo en la moda vuelve y recientemente las costureras están teniendo un interesante regreso. La razón más evidente es la crisis económica mundial… Quizá la diferencia entre comprarse una blusa y mandarla hacer no es mucha, pero la diferencia entre arreglarla y adquirirla completamente nueva sí.

Por otro lado, esas compras online que antes fueron en detrimento de las costureras, ahora le dan trabajo. Cada día las marcas tienen normas más estrictas en cuanto a las devoluciones, así que mucha gente se está viendo obligada a arreglar esas piezas para no perder ese dinero.

Por otra parte, aunque las cadenas fast fashion hayan sido elogiadas por hacernos asequibles las tendencias de las grandes pasarelas internacionales, ahora podemos verlas con cierto recelo al considerar que tendemos a estar todas como uniformadas. ¿O acaso tú cuando vas a una boda con un vestido de una de esas marcas no temes que alguien más lo lleve?

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G-stockstudio | Shutterstock

Es aquí cuando entran de nuevo las costureras y las modistas, con quienes puedes crear piezas personalizadas a un precio inferior que un diseñador y verte realmente única.

Sube de nuevo pues a la palestra la disyuntiva entre cantidad y calidad. ¿Acaso no es mejor tener en el armario 10 buenas prendas que duren mucho tiempo ( que puedan incluso modificarse para adaptarse a una tendencia) que tener 100 que no duran apenas un año y que ni siquiera pueden arreglarse por la pésima calidad de sus materiales?

Para mí, este retorno a lo artesanal en la moda también se puede ver como una lección de vida. En general, nos fuimos acostumbrando a desechar las cosas en vez de arreglarlas por ser el camino más fácil… y no me refiero sólo a la indumentaria, sino también a las relaciones humanas. Es hora de hacer algo al respecto también en este departamento, ¿no creen?

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